Hay que ver, lo que uno se pone a pensar a estas horas de la mañana antes de ir a trabajar. Alrededor nuestro hay un sistema de prejuicios y falsas apariencias que hacen creer a los demás que nos conocen incluso antes de habernos presentado, pero esta urdida trama no es mala en absoluto. Nos permite mantener alejados a aquellos que creen en esos prejuicios y falsas apariencias de nosotros, gente que juzga y encasilla a los demás. De esta manera, sólo los que no creen en esas falacias se acercan a nosotros.
Vamos, que en realidad nos sirve a modo de criba, aunque hay veces que no funciona y siempre se cuela alguien. Pero ahí radica la parte interesante de conocer a las personas, adivinar si tienen valor para nosotros o no. Aunque claro, también puedo estar equivocado y estoy negando la posibilidad de hacer cambiar a las personas del primer grupo para que abandonen sus falsos juicios y me conozcan tal y como soy.
Pero no, no soy así. Si piensas que soy un […] antes de conocerme prefiero que sigas pensándolo hasta que te des cuenta que no lo soy o hasta que acabes por confirmar que lo soy. También puede suceder que en un principio no pienses que soy un […] y luego te des cuenta que sí lo soy, pero en tu mano queda que le pongas remedio intentado cambiarme o mandándome a la mierda. Mientras tanto, yo a mi bola y cada uno con sus juicios.