Esta tarde volví a recordarlos, aquellos momentos, pero me parecen espejismos lejanos ahora. ¿Qué vi en ellos? ¿Qué imaginé después de ellos? La espumosa corriente de tu río me llevaba hacia un destino incierto, que incluso ahora se mantiene oculto de mi mirada escrutadora, todo porque el cauce se secó dejándome solo en el lecho pedregoso de lo que se me antojó en aquel entonces algo más. Desde aquel día espero que vuelva a llover, que vuelvan a correr las aguas que tan dulcemente me mecieron en su momento para luego dejarme sediento, anhelando lo que pudo ser.
Sigo aquí abajo en el suelo, todavía dolido por tus palabras. Siempre te vas dejando como despedida puñales que se clavan en mi carne buscando lo que queda de mi corazón. No entiendo por qué dices que no te he echado de menos, no sé cómo te lo puedo demostrar, no sé qué quieres que te demuestre en realidad. Siempre igual, la incertidumbre que te rodea y me contagias, y sale a flote en las noches como esta, en la que el pretérito ahoga cualquier atisbo de presente. ¿Por qué no hablas claro, sin tapujos, mostrando quién eres realmente? Creo que eso es lo que más me quema, la sensación de que yo no te he escondido nada y tú apenas me has mostrado algo…
Después de todo, aquí abajo en el suelo da tiempo para mucho, para ver cosas donde no las hay… O sí. Otra vez la incertidumbre…