Bueno, el viernes me desperé a las 7:00 para llevar a mi madre y a mi hermana a la estación de guaguas de Santa Cruz porque se iban a La Gomera este fin de semana. Estaba con el estómago revuelto por la cerveza + la margarita + los millos tostados de los cojones, que fueron los que me hicieron vomitar cuando llegué a mi casa de madrugada. Las dejé abajo, volví y me acosté para seguir durmiendo. Antes de eso puse el despertador para las 13:00 para que me diese tiempo de prepararme, ya que [J] tenía que venir a las 15:00 más o menos para tirar al sur.
A las 12 y algo me despertó el teléfono que estaba sonando, era [E] para preguntarme si tenía pensado ir a la Escuela para ver las notas de Salud Pública, además de para decirme que [R] no iba a bajar porque su abuela estaba sola y la perra había parido los cachorros la noche anterior. Después de hablar con ella y decirle que a lo mejor me pasaba a mirar, me quedé desvelado y empecé a preparar el bolso con la ropa para el viaje. Llamé a [R] para preguntarle los detalles de por qué no iba para el Sur y si pensaba bajar el sábado al día fuerte de las fiestas de abajo. Me dijo que sí, que haría lo posible por bajar, así que me despedí hasta el día siguiente que nos veríamos. No tenía ganas de desayunar, así que me tomé un vaso de leche fría a palo seco, como siempre me la tomo, sólo que con la intención de calmar a la mucosa gástrica que estaba resentida por el cóctel antes nombrado.
Luego fui a casa de [E] y [M] y les dije que si me acompañaban a ver las notas, que no podía irme al Sur sin haber visto y comprobado que efectivamente tenía todas las asignaturas aprobadas. Pasamos por allí, miramos las notas y volvimos a casa. Alrededor de las 15:00 me llamó [J] diciendo que se iba a retrasar un poco, que pasaría a las y media más o menos, y después de colgar me empezó a entrar hambre. Me preparé una pizza cuatro quesos y junto con un vasito de gaseosa, pero sólo me dio tiempo de comerme Âü, cepillarme los dientes y bajar corriendo al coche. También venía [M], la novia de [J] que se iba a La Gomera y tenía prisa para llegar a tiempo para coger el barco.
Una cola impresionante nos esperaba en la autopista, pero como siempre después de Candelaria ya estaba disuelta. Dejamos a [M] en el puerto de Los Cristianos y [J] y yo nos dirigimos a Guía de Isora para recoger a [E]. No podía bajar hasta Playa San Juan porque se había quedado sin electricidad en la casa y no podía sacar el coche del garaje. Llegamos hasta el lugar donde habíamos quedado, fuimos a su casa, saludamos a la familia, recogimos las cosas y tiramos para el apartamento.
La carretera sinuosa y estrecha entre invernaderos de plátanos sólo consiguió acrecentar mi dolor de cabeza y mi malestar estomacal, y eso que es muy extraño que maree en un coche. Al llegar descargamos las cosas, colocamos todo en su sitio y nos fuimos a la piscinita para refrescarnos y relajarnos. Ya eran casi las 19:00 y teníamos que ir a comprar al supermercado lo que íbamos a comer en los próximos días, así que salimos, nos secamos y fuimos a comprar. Volvimos, preparamos la cena mientras [E] se duchaba, cenamos, se duchó [J] y por último yo. Nos vestimos de veranito, nada de ir pijos y nos fuimos a Puerto Santiago para ver qué tal estaba la fiestita.
Aparcamos relativamente cerca de la zona de fiesta, dimos un paseito para ver el ambiente y tal, nos quedamos un rato en la plaza, que estaba tocando la orquesta Caracas y aprovechamos para echarnos un par de piezas con [E] alternando uno y otro, hasta que decidimos cambiar el método y al final acabamos bailando un rato cada uno con ella en la misma canción mientras la gente veía cómo nos la pasábamos de uno a otro con soltura. Nos divertimos mucho, la verdad, pero ella tenía ganas de ir a los kioscos de música, con la consiguiente acumulación de gorritas y chulillos, además de empujones y aumento de la sudoración debido al calor. Por suerte llevaba una camisa de asillas y unos pantalones cortos, aparte de un calzado cerrado para evitar acabar con los pies llenos de tierra.
A las 2 y algo ya estábamos [J] y yo algo cansados y tostados, porque él al igual que yo también había salido el jueves de fiesta, pero con consecuencias no tan dramáticas como las mías, y omitiendo el madrugón a las 7 de la mañana. [E] estaba algo reacia a irnos, pero al final conseguimos nuestro objetivo y volvimos al apartamento. Una ducha fría después ya tenía el pantalón corto puesto y estaba durmiendo como un lirón.
Me desperté un par de veces durante las horas siguientes, en parte por la claridad que entraba por la ventana y por los ronquidos estrepitosos de [J]. Es que estaba saliendo de una gripe complicada y al tener la nariz taponada y dormir boca arriba pues tenía como consecuencia esos molestos ruidos. Me levanté, fui al baño, me tomé un vaso de agua y me fui al cuarto de [E] para seguir durmiendo un rato más y amortiguar el sonido. Un rato después ya estaban todos despiertos y yo seguía luchando por seguir un poco más en la cama. Me nombraron la piscina y como si un resorte se hubiese activado salté de la cama para ponerme el bañador, coger la toalla y pegarme un bañito reparador.
Después del baño nos fuimos a hacer la comida y después de almorzar empezó el sueñito del mediodía después de comer, así que me tuve que acostar un rato. No sé cuánto tiempo pasó, pero me desperté porque llegaron unos amigos de [E] y dijeron de ir a la playa, pero tanto [J] como yo decidimos quedarnos en el apartamento hasta más tarde, porque es verdad que el son del mediodía no me gusta nada y prefiero ir a partir de las 17:00 para no quemarme ni pasar mucho calor. Seguí durmiendo hasta que [J] me despertó para preguntarme si íbamos a la playa, porque [E] ya le había dado un toque al móvil como para exigir nuestra presencia.
Fuimos hasta la playa, que estaba demasiado cerca del puerto para mi gusto, además que era de piedras y apenas tenía arena. Al final [J] y yo no nos bañamos porque había suciedad en el agua, así que media hora después estábamos en la piscina de los apartamentos refrescándonos. Un rato después los amigos de [E] se marcharon y nosotros nos quedamos en el apartamento. A todas estas [R] no había dado ninguna señal de vida, y eso que se le enviaron mensajes, toques y llamadas al móvil.
Llamó [E], el hermano de [E], que él y [L] estaban en Guía de Isora y no podían sacar el coche del garaje porque había un coche aparcado en el vado y llevaban media hora esperando a que lo quitasen. Habían llamado a la grúa pero estaba en Icod e iba a tardar mucho. También nos dijo que no hiciésemos comida porque iban a bajar arepas que había preparado su tía. [J] decidió sacar los pistachos y empezamos a comer pistachos mientras los acompañábamos con una cerveza. Esperaba que no me sentasen tan mal como los jodidos millos.
Un buen rato después llegaron [E] y [L] que habían conseguido sacar el coche haciendo maniobras por la acera y gracias a que un vecino quitó su coche aparcado. Se fueron y todavía seguía el otro coche aparcado en la salida de su garaje. Preparamos las arepas, nos preparamos nosotros, y tiramos otra vez para Puerto Santiago. Encontramos sitio de casualidad y no muy lejos de la plaza, y por el camino fuimos tomando las cervezas que quedaban. Al final de las siete personas que se esperaban para ir de fiesta sólo estábamos las dos chicas y nosotros tres. [E] había quedado con una amiga y su novio, que se unieron al grupo y estuvimos un rato en los kioscos hasta que [J] y yo nos cansamos de tantos empujones y tanto calor y nos fuimos a la plaza a bailar un rato con las canciones de las orquestas. Era lo más parecido a las fiestas en La Gomera, con el mismo tipo de orquesta y canciones.
Un rato después llegaron [E] y la amiga a buscarnos, pero como estábamos bastante a gusto arriba nos dijeron por dónde estarían más o menos para que luego nos pasáramos. Nos tomamos dos cañas, aunque la mía me costó un poco acabarla porque otra vez volvía a tener algo revuelto el estómago. Después fuimos a buscarlos a la zona de los kioscos, donde estuvimos un rato hasta que secuestramos a [E] y nos la llevamos a la plaza con las orquestas. Otra vez volvimos a bailar alternándonos y vacilando un rato. Después volvimos a los kioscos tirados por ella, donde terminamos la noche a las 5 y algo cuando empezó a escasear la gente.
Volvimos al apartamento y, otra vez, una ducha de agua fría después estaba con el pijama durmiendo a gusto en el cuarto de [E] porque [J] fue a la parte baja para no molestar con los ronquidos, y [E] y su novia se quedaron los dos en en otro cuarto.
Nos despertamos al mediodía, nos preparamos y fuimos a la piscina a despejarnos un rato, bastante largo la verdad, porque empezamos a preparar el arroz y las papas a las 16:00. [J] y yo pensábamos irnos temprano para aprovechar la tarde, pero con esa hora no había mucho que hacer. Almorzamos, recogimos y nos marchamos con [L] para dejarla en la estación de La Laguna, luego me dejó en mi casa y nos despedimos hasta el día de las actas.