Pensamiento del día

El alcohol no es una solución a los problemas, más bien es la excusa para no pensar en ellos.

El valor de un logro es directamente proporcional a la dificultad para conseguirlo.

Si perdonas pero no olvidas siempre tendrás la impresión que el pasado reaparece.

Pensamiento del día

Cualquier excusa es buena cuando tienes ganas de celebrar algo.

Lo que ayer llegó es probable que mañana se vaya, así que disfruta del día de hoy.

Nada es más deseado que aquello que no se posee; nada es más bello que aquello que adoramos; nada despierta más nostalgia que aquello que hemos perdido.

Relaciones interpersonales

Siempre he pensado que las relaciones interpersonales pueden ser clasificadas en función de los dominios que satisfacen, algo así como las necesidades que cubren para cada persona. Sé que puede resultar una manera muy burda de simplificar algo tan complicado como son las interacciones sociales pero reconozco que a veces me aburro. Sin embargo, para mí los momentos de aburrimiento son la excusa perfecta para echar a andar la imaginación y a veces surgen desvaríos como este.

Este diagrama de Venn debe ser interpretado como una representación gráfica sin fines didácticos y carente de validez científica, no vaya a ser que alguien vea su sensibilidad herida.

Pensamiento del día

Hay quien requiere de la excusa etílica para justificar ciertos comportamientos.

Noto golpes en el pecho pero no es mi corazón, son mioclonias de mi pectoral mayor izquierdo.

Las decisiones son para apechar con ellas, de lo único que te debes arrepentir es de no haberlas tomado.

Pensamiento del día

El ejercicio no compensa los hábitos alimenticios negativos, así que no lo uses como excusa para tus excesos.

Hablar claro no es tan difícil como parece; además, solucionaría muchos problemas de comunicación.

No te conformes con las migas de un pan rancio y mohoso, pero mucho menos cuando a cambio se te ofrece uno recién hecho.

La ecuación de la distancia

Una vez más, el «Feisbuc» me ha servido de inspiración para escribir uno de mis famosos desvaríos. Esta ha sido la frase detonante:

La distancia no la marcan los kilómetros, sino las personas.

La mayor distancia que puede existir entre dos personas no depende de los metros sino del grado de interés. La siguiente ecuación lo explica:

La distancia aparente (la) es igual a la distancia real (l) partida por el grado de interés (int).

Puede parecer simple, pero tomando la distancia real como constante veamos cómo puede influir la variable int en el valor de la distancia aparente.

Si tomamos el interés «normal» como valor 1, el valor de la será igual a l.

Un interés «normal» no tiene influencia alguna entre la distancia aparente percibida por la persona y la distancia real. Este valor suele aparecer cuando la balanza no se ha inclinado hacia ningún lado, algo así como que da un poco igual. Personalmente creo que es un valor teórico que sólo debe ser considerado como punto de referencia del sistema.

Si el valor del interés es superior a 1, el valor de la será inferior a l.

Cuando comienza a aparecer algo de interés, por infinitesimal que sea, la distancia aparente percibida siempre será menor a la distancia real. Esta es la base de la predisposición que existe en el seno de una relación interpersonal y que a casi todos nos encanta.

Si el valor del interés es inferior a 1, el valor de la será superior a l.

Si el interés va desapareciendo de manera paulatina el valor de la distancia aparente percibida irá aumentando, algo así como una regla de tres simple inversa. Si en el anterior caso existía predisposición, en este lo que ocurre es que comienza el uso de excusas para justificar la falta de iniciativa. Como decía aquél, quien quiere algo encuentra una manera; quien no quiere nada encuentra una excusa.

Por último, si aceptamos que el menor valor posible para el interés es 0, el valor de la será infinito.

Este caso sólo puede ocurrir cuando no existe una relación interpersonal, ya sea porque ésta no ha iniciado o porque se ha llegado a su fin dando como resultado aversión.

c.q.d.