En realidad hoy me siento más friki que de costumbre, no es que hoy haya descubierto esta vena mía. Resulta que en lugar de andar por ahí de sexo, alcohol y drogas fiesta pues me he puesto a ver Heroes. Me llegan mensajes de pibitas que requieren de mi presencia en las terrazas de Santa Cruz y sin embargo sigo aquí delante de la pantalla del ordenador inyectándome por los ojos esta serie.
Y llegó el momento friki de la madrugada, cuando reconocí a Stan Lee.
¡Oh, sí! ¡Oh, sí! Mucho indagué, pero tiempo después y fruto de una búsqueda casual, ya he conseguido esta canción que tanto añoraba.
Cuando la playa se inundó de luz y sol y cuando el mar con su rubor habló de amor, cuando soñaba en el azul, fue realidad ese soñar, llegaste tú.
Flor de un verano, nuestro amor, tal vez, será, que una fatal brisa otoñal, marchitará, fin de mi sueño de ilusión, que en esta playa naufragará mi corazón.
Y seguirán igual arena y mar, la playa en soledad se quedará; el eco de tu voz se extinguirá, las huellas de los dos se borrarán.
Cuando en la playa nuevamente brille el sol, allí estaré y junto al mar recordaré, evocaré en la inmensidad de nuestro amor, que me brindó felicidad.
Hoy me enseñaron un fragmento de este poema, y yo que soy un poco curioso, me puse a buscarlo y aquí está: un fragmento de la película «El lado oscuro del corazón«.
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
Por cierto, el alemán es el propio Mario Benedetti.