Pensamiento del día

No hace falta esperar una estrella fugaz para pedir un deseo.

Da la sensación que pesa mucho más el cansancio mental que el físico.

¿Por qué conformarse con limosnas cuando mereces cariños? ¿Para qué traer amor al mundo si no va a ser correspondido? Hazte un favor y no pierdas el tiempo.

Pensamiento del día

Qué se puede esperar de una religión que califica ciertos placeres como pecados.

Por eso me gusta la física newtoniana, porque para cada acción existe una reacción.

Debe ser toda una experiencia tener un hermano gemelo y tener la extraña sensación de estar observando a otra persona cada vez que te miras en el espejo.

En estas fechas tan señaladas

Mesa de Navidad [II]Estas fechas en las que estamos son muy señaladas, de hecho no hace falta sino mirar al calendario para ver que tanto el 25 de diciembre como el 1 de enero están señalados en rojo para dejar constancia que son días festivos, que no quiere decir que sean de fiesta, alegría y jolgorio, sino simplemente que no son laborables. Quizás sea por todos los acontecimientos de mi pasado, quizá sea por mis circunstancias familiares presentes o por mis fantasmas de las Navidades futuras, pero esta época del año me resulta un poco más nostálgica y melancólica que de costumbre.

El tema del consumismo está muy manido y no hace falta entrar en profundidad a analizar el modelo de negocio creado por las marcas para hacernos creer que lo más caro es lo mejor. Son bienes materiales al fin y al cabo, y todo lo material no genera sino una felicidad condicionada a su posesión que, por otra parte y por extensión, es el germen incongruente del temor por perderlo. Prefiero no seguir hablando del tema, podría acabar convirtiendo este post de buenas intenciones en una nueva guerra dialéctica contra un enemigo invisible.

No obstante, y a pesar de la resistencia natural que se consigue desarrollar, uno acaba por contagiarse de esta extraña sensación, como si de algún tipo de virus se tratase, o como si por arte de ósmosis atravesase mi barrera semipermeable particular. Mi pensamiento para este día es el siguiente: los buenos deseos no se deben quedar relegados a dos semanas en diciembre, así que muchas felicidades para los próximos 364 días. Y recuerda, vive con intensidad.

Campanas de Gauss

DSCN0164A menudo encuentro excusas para ponerme a divagar y no es que las busque de manera intencionada, simplemente aparecen ante mí y, al igual que un pequeño resorte, hacen que mi maquinaria mental comience a funcionar.

La belleza exterior no compensa las carencias interiores, ni mucho menos al contrario. En realidad, ahora que lo pienso, ella tampoco es nada del otro mundo pero claro, en aquel entonces yo estaba enamorado y ahora no. El amor hace que veamos con otros ojos a nuestra pareja e, incluso, la tomemos como el último reducto de belleza en el mundo. Esto no tiene por qué ser necesariamente negativo, es algo que asegura la continuidad de la relación y la fidelización de los implicados.

El problema llega cuando te das cuenta, tal vez demasiado tarde, de todo esto: la relación comienza a degradarse hasta tal punto que la disolución es inevitable. Al menos te queda el consuelo de haber aprendido algo de todo ello y que será de gran ayuda en el futuro.

Todos opinamos cuando algo es bello, atractivo o simplemente nos gusta. Dicen que la belleza está en los ojos de quien mira, y se antoja como una idea realmente romántica, pero la realidad es que la belleza está en la mente que la evalúa. Nos pasamos toda la vida comparando variables extrañas con variables ya conocidas en nuestro cerebro y así, de esta manera, podemos saber qué es correcto, si esa persona resulta conocida, lo que nos gusta o cómo realizar correctamente una tarea. Sin embargo, a pesar de parecer algo sencillo en realidad estos juicios de valor se basan en procesos más complejos. Por ejemplo, podemos saber si una persona nos gusta o no, pero esto engloba multitud de matices como podría ser su configuración anatómica, el sentido del humor, la manera de hablar o el olor corporal.

En realidad, la clave de todo radica en una sencilla media aritmética salvo que, en este caso, el resultado no es numérico porque el valor de cada variable no es objetivamente cuantificable. Tomando todas las variables que uno considera como importantes, si el resultado se encuentra dentro del dominio de nuestra campana de Gauss particular que para nosotros representa todo aquello que nos gusta, entonces uno puede decir que está satisfecho. Y aunque en un principio parezca incongruente teniendo en cuenta la particular naturaleza inconformista que algunos poseemos, cuando nos embarga esa extraña sensación de plenitud es cuando realmente nos convencemos de que esa es la persona adecuada.

Qué simple y complicado es todo y nada a la vez.

Revisando la memoria

Fresco y limpioA veces me pongo a rebuscar el mi baúl de los recuerdos particular que es Liberitas y me encuentro frente a frente con mensajes del pasado que dejé escritos como vestigios de un tiempo pretérito. Hay algunos que, bajo mi subjetivo punto de vista, son muy buenos, tanto literariamente como por el contenido; también hay otros que ahora mismo no se me ocurriría publicar pero es lo que tiene escribir pensamientos, no siempre estamos de acuerdo con nosotros mismos. Pero no son solamente fragmentos de pensamientos sino además pequeñas esencias de emociones y sentimientos que los acompañaban el aquel momento.

A menudo recuerdo el mismo instante en el que lo escribía, y las circunstancias que me inspiraron y abocaron a plasmar lo que pensaba a través del teclado. Hoy en día provocan en mi distintas reacciones, a menudo es la indiferencia la que hace acto de presencia pero, en contadas ocasiones, aparece la nostalgia en forma de frases como «si hubiese sabido lo que estaba por llegar» y otras por el estilo. Tengo bien claro que el pasado es inamovible y no me arrepiento del noventa y cinco por ciento de las acciones que he llevado a cabo, pero siempre queda ese cinco por ciento restante que pulula por ahí y alguna vez sale a relucir.

Ayer, sin ir más lejos, encontré uno de esas dosis de recuerdos que me transportó oníricamente hasta el momento en el que comenzaba a conocer a esa chica. Hablaba de cosas tan banales como sus ojos y sus labios, que incluso hoy en día sigo considerando como bellos, lo que me hizo sufrir una serie de saltos espacio-temporales en los que primero estaba en aquella noche en la que nos besamos por primera vez, luego me encontré en un momento eroticofestivo de pasión y lujuria desenfrenados y, por último, en la habitación oscura en la que mantuvimos la conversación que sería el final de nuestra relación.

Las dos primera situaciones despertaron en mí la nostalgia que provocan los recuerdos agradables cuando aparecen en momentos de estado anímico bajo pero, sin embargo, la última me resultó tan anodina e indiferente que lo único que consiguió fue reforzar la sensación triunfal de haber hecho lo justo y necesario.

Pero claro, este es sólo un ejemplo, no siempre se obtienen los mismos resultados.

Me cansé

cansancionCansado de perder el tiempo como relojero loco. Cansado de bailar al son de una titiritera caprichosa. Cansado de ser veleta mecida por el soplo de labios inertes. Cansado de esperar la espera de la esperanza basada en la espera. Cansado de recibir como premio desilusiones por esperar encontrar donde no hay. Cansado de mantener con seguridad mi posición ante una persona insegura de sí misma. Cansado de tener esa sensación de «estoy haciendo el gilipollas».

Pero eso ya pasó porque es todo pretérito perfecto simple, porque lo estuve pero ya no. En mi presente estoy soltando lastre cual globo aerostático con ansias de alcanzar la estratosfera. Así me siento yo después de poner soluciones a problemas por demasiado tiempo postergados. Y es que no hay nada como abandonar las turbulencias del cielo de la incertidumbre para, al fin, poder navegar en mi globo, dejándome llevar por las suaves corrientes y subiendo, siempre subiendo.