Desilusionado, seguí mi camino, no sabia adónde, para mí no había objetivos, ni aspiraciones, ni deberes. La vida sabía horriblemente amarga; yo sentía cómo el asco creciente desde hace tiempo alcanzaba su máxima altura, como la vida me repelía y me arrojaba fuera. Furioso, corrí a través de la ciudad gris, todo me parecía oler a tierra húmeda y a enterramiento. No; junto a mi fosa no había de estar ninguno de estos cuervos, con su traje talar y su sermoneo sentimental y de hermano en Cristo. Ah, dondequiera que mirara, dondequiera que enviase mis pensamientos, en parte alguna me aguardaba una alegría o un atractivo, en parte alguna atisbaba una seducción, todo hedía a corrupción manida, a putrefacta medioconformidad, todo era viejo, marchito, pardo, macilento, agotado. Santo Dios, ¿cómo era posible? ¿Cómo había podido yo llegar a tal extremo, yo, el joven lleno de entusiasmo, el poeta, el amigo de las musas, el infatigable viajero, el ardoroso idealista? ¿Cómo había venido esto tan lenta y solapadamente sobre mí, esta paralización, este odio contra la propia persona y contra los demás, esta cerrazón de todos los sentimientos, este maligno y profundo fastidio, este infierno miserable de la falta de corazón y de la desesperanza?
Hermann Hesse. El lobo estepario
Pensamiento del día
Pese a todo, nunca negaré mi saludo, sobre todo porque la educación y las buenas maneras no están reñidas con el rencor o lo que quiera que exista de manera subyacente.
Pocas cosas hay peores que la incertidumbre, y es por eso que me desespero por tu falta de decisión. Tanto es así que prefiero una decisión desfavorable en relación a mis planes que andar suspirando por una solución a este problema. De todas maneras, es obvio que preferiría una decisión favorable pero, para bien o para mal, no está en mis manos.
Las personas solemos desear aquello que está lejos de nuestro alcance, y este deseo se mantiene hasta que logramos lo que queremos. El arte de la seducción consiste en prolongar todo lo posible este deseo sin llegar a provocar su pérdida con el fin de aumentar al máximo el ansia por poseer lo que anhelamos. Es por eso que nunca debes ofrecerte tan fácilmente, porque lo que llega fácil, con la misma facilidad se deja escapar.