De nuevo vuelven a tambalearse los cimientos de naipes sobre los que construí mi bastión para defenderme de ti. De nuevo pisas estas tierras para resecar mi jardín y hacer brotar tus flores, bellas como tú pero venenosas para mi piel. De nuevo llenas con tu perfume el aire que respiro, inflamando mi pecho con aromas que queman como ígneas llamas del color de tu pelo.
Yo, que no te había olvidado, pero había aprendido a vivir sin que irrumpieras en mí, siento que has puesto todo en jaque otra vez, pero esta vez estoy dispuesto a defenderme, porque no quiero volver a navegar por los mares de tu incertidumbre.
Hoy tuve una interesante conversación con Dña. [D] mientras la hacía trabajar paseaba con ella subiendo las escaleras desde el nivel 0 hasta la terraza en el nivel 4.
[…]
-¿Y usted no tiene novia?
-No…
-¿Que no tiene novia? No me lo puedo creer…
-No. La tuve hace ya tiempo…
-Bueno, y lo dejó usted… O le dejaron.
-Eso da igual, el tema es que para estar sufriendo no vale la pena…
-Eso sí es verdad, mi niño y te lo digo como si fueras mi hijo, no vale la pena estar así con nadie.
-Bueno, podría ser su nieto en realidad.
-Pues sí, porque mi nieto mayor tiene 33 años y también está soltero, pero es que él se junta con chicas raras…
-¡Por lo menos tiene chicas con las que juntarse! Jajaja…
-Bueno, y usted seguro que tiene chicas por ahí también…
-¡Qué va, Dña. [D]! En eso sí que voy mal…
-No, no creo. Lo que sí puede ser es que la chica que le guste a usted no le haga caso…
-Pues también…
-Ay mi niño… Si es que las mujeres somos muy exigentes, siempre pedimos más de lo que damos…
[…]
Y luego dicen que no está bien de su cabeza… Si es que las mejores conversaciones las suelo tener con mis pacientes.