Realidad o ficción

fantasy¿Recuerdas cuando lo hacíamos entre aquellas sábanas frías y luego nos quedábamos durmiendo de cansancio? ¿Recuerdas cuando lo hacíamos sobre la cama de tanto calor que pasábamos en aquel cuarto? ¿Recuerdas cuando lo hacíamos entre los vapores de la ducha? ¿Recuerdas cuando lo hacíamos en silencio para no despertar a nadie? ¿Recuerdas cuando lo hacíamos en aquella cama estrecha y luego buscaba una manta para taparnos? ¿Recuerdas cuando lo hacíamos en mi cama a la prisa?

Claro que no, cómo lo vas a recordar si todo eso lo soñé y sólo está en mi mente…

Porque también recuerdo que lo hacíamos bajo la luz de las estrellas y con el sonido de las olas rompiendo en la orilla de aquella playa. Y también recuerdo que lo hacíamos en la cama de tus padres. Y también recuerdo que lo hacíamos en el sillón del salón de tu casa. Y también recuerdo que lo hacíamos en la parte de atrás de mi coche en medio del monte. Y también recuerdo que lo hacíamos en la cama de mis padres. Y también recuerdo que lo hacíamos en el baño del instituto…

Ahora no sé si lo soñé o no. Es el problema de tener tanta imaginación, que confundes la realidad con la ficción… O no :whist: :angelnot:

Puntagorda

love me pleaseEl martes vi en la última página del periódico de Don [F] la fiesta del almendro en Puntagorda y me asaltaron multitud de recuerdos de la última vez que estuve allí. No sé con seguridad qué año fue, si fue en 1999 o en 2000, pero te recuerdo a ti. Mi padre ya me había avisado, «cuidado con las palmeras porque te echan aceite en las patas«, pero en aquel entonces no lo entendía. Creo que lo que realmente cautiva de las chicas de la isla Bonita es precisamente eso, lo bonitas que son.

Cierro los ojos y estoy de nuevo en el baile en la plaza de Puntagorda, y tú estás a mi lado. Te tomo de la mano y vamos a dar un paseo, miro al cielo estrellado y te digo aquella frase que nació de la inspiración más profunda. Te quedas mirándome, sonríes tímidamente y yo te imito. Qué tiempos aquellos…

La melancólica belleza de lo sempiterno

melancholyQué bonito se pone el cielo cuando amanece o anochece, con esos tonos rojos pintados por la naturaleza. Es entonces cuando me paro a pensar «¿cuántas veces he visto amanecer o anochecer?». Recuerdo aquellas tardes en La Gomera, echado sobre la arena aún caliente de la playa mientras el sol desaparecía en el horizonte lanzando sus últimos rayos sobre mí. O aquel verano en La Palma, cuando sentado sobre el muro de la azotea o mecido tranquilamente en la hamaca del jardín pensaba que allí más allá, en el oeste, había un océano que me separaba de otro continente. También recuerdo aquellos amaneceres después de una noche de fiesta, cansado, con sueño, pero aún con ganas de volver a ver esos colores en el cielo. Aquellas veces que nos sorprendió la claridad en Carnavales como señal para volver a casa en la guagua…