Hay que tener corazón y cerebro, pero también hace falta valor para llevar a cabo las decisiones de ambos.
En estas Navidades más de una persona debería haber pedido a los Reyes Magos nuevas prioridades para su vida.
A veces resulta increíble comprobar cómo los más pequeños detalles son capaces de desequilibrar la balanza hacia un lado u otro.