Normalmente nos empeñamos en intentar traer de nuevo al presente lo que ya ha sucedido cuando en realidad es mejor dejar el pasado donde está.
Hacer feliz a alguien no es una opción sino una oportunidad que, cuando se presenta, muy pocas personas saben aprovechar.
Todos necesitamos una mano amiga en algún momento, como cuando te estás poniendo crema y no llegas a esa dichosa parte en el centro de la espalda.