Símiles [y II]

Patio góticoIntenta imaginar al amor como una entidad en sí misma, no como una posesión única y exclusiva de cada individuo participante en una relación interpersonal en la que participe dicho ente. Es un organismo pensante, calculador, maquiavélico, disfrazado de alegría e ilusión, infantil por momentos, para luego transformarse en tristeza y melancolía, doloroso despertar de un sueño.

O no, tal vez es inocente y, como tal, se le puede reprochar todo pero no se debe exigir compensación por nada. Tal vez es ignorante de las consecuencias que provocan sus actos, como un niño que desconoce la dirección de sus pasos pero simplemente echa a andar.

Sea como fuere, el amor es diferente para cada persona que lo sufra o lo disfrute, y sólo podemos ser jueces y verdugos de nosotros mismos y nadie más. Nada ni nadie se puede salvar de ser diana de comentarios, pero existe una gran diferencia entre las personas y el amor: las personas se ven afectadas por los comentarios pero el amor no, porque para él ninguna persona tiene la potestad para hacer un juicio de valor sobre él.

El amor está por encima de asuntos mundanos, del dinero, bienes materiales, razas o creencias religiosas, por eso es tan peligroso y tan temido por algunos. Su poder radica precisamente en su condición de universal, y por eso sólo puede ser atacado por otros sentimientos, como enemigos que aprovechan algún pequeño resquicio de debilidad.

El amor exige exclusividad, porque cuando aparece una o más variables externas a la ecuación existente entre «x» e «y» (o entre «a» y «b», por aquello de los cromosomas diferenciadores), el amor pasa de ser un medio de comunicación bidireccional a convertirse en una mentira unidireccional.

El amor exige dedicación total e incondicional entre los elementos que conforman la pareja y si no, se convierte en un pasatiempo teatral aderezado, con suerte, con pequeños divertimentos que enmascaran a modo de especias el sabor amargo de la situación.

El amor es tan magnánimo que nos da la libertad de actuar como nosotros deseemos pero, si no cumplimos sus designios, deberemos cargar con el pesado lastre de las consecuencias.

El amor no toma rehenes, exige rendición o castiga con la muerte. Es brutal, es extremista, y si no se comporta así es que no es amor, es una suerte de capricho, una atracción mal definida o un simple pasatiempo para aquellos que toman la soledad como algo tedioso y odioso.

Pensamiento del día

No pierdas tu niño interior, cuando mires a través de sus ojos verás el mundo de otra manera.

Las personas más interesantes son aquellas que son diferentes, no las que desean ser iguales a otras.

Todos deseamos ser tomados por seres únicos, sentirnos realmente especiales y ser tratados de manera exclusiva.

Disfruta de las cosas sencillas

Las cosas sencillas son las que con mayor probabilidad te pueden hacer feliz y si no lo crees, fíjate en los niños. Si alguna vez has tenido la oportunidad de ver cómo un pequeñajo abre un regalo habrás podido observar cómo se entretiene con el papel de regalo, con la caja donde venía guardado o, más probablemente, con ese plástico que tiene burbujas de aire.

Da igual lo que le hayas regalado, ese dichoso invento es como un agujero negro supermasivo que atrae la atención del crío como nada en el universo. De hecho, muchos adultos todavía se entretienen explotando esas pequeñas bolsitas de aire cuando cae ese tipo de embalaje en sus manos. Es lo más sencillo del mundo, dos láminas de plástico entre las que ha quedado algo de aire en medio. Es como cuando querías forrar tus libros con plástico adhesivo, sólo que en ese caso intentabas por todos los medios evitar que se formase una arruga o una burbuja.

Unas hojas de papel y un par de lápices de colores, por ejemplo, son unos de los mejores juguetes que puedas darle a un niño. Tendrá la oportunidad de experimentar con sus manos, con los colores, con su imaginación y hasta con su memoria. Siempre me han parecido muy curiosos esos dibujos en los que recrean a los adultos como seres de piernas desproporcionadas en relación al resto de su cuerpo. No es más que la expresión pictórica de lo que ellos mismos ven con sus propios ojos, la perspectiva que tienen de los adultos desde su punto de vista.

Ya cuando somos mayores pensamos en divertimentos más elaborados cuando una puesta de sol o un amanecer son dos de los espectáculos más maravillosos que podamos observar. El sonido de la lluvia, el cantar de los pájaros o el romper de las olas en la orilla del mar son cosas a las que no les prestamos suficiente atención. Sólo en algunas ocasiones, como cuando estamos acompañados por alguna de esas personas especiales que provocan en nosotros una feliz calma, es cuando nos detenemos y somos un poco más conscientes de la belleza de la sencillez.

Estas y otras cosas, que tan a menudo pasamos por alto, son las que esconden mayores y mejores momentos de satisfacción cuando logramos disfrutarlas.

Mercedes Sosa – Volver a los diecisiete

En realidad no sé si el título de esta canción original de Violeta Parra es «volver a los 17» o «volver a los diecisiete». En el lenguaje hablado no hay problema pero en el escrito hay cierta diferencia. Por orden de aparición son Mercedes Sosa, Caetano Veloso, Gal Costa, Chico Buarque y Milton Nascimento. ¡Toda una joya!

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Pensamiento del día

microscope

Lo que vemos por el microscopio parece muy grande aunque en realidad no lo es. Lo mismo ocurre con las excusas.

A menudo hacemos cosas que sabemos que no deberíamos hacer, y viceversa.

Soy un niño, no lo niego y lo acepto, y esto es una gran ventaja, simplemente porque no pierdo el tiempo pretendiendo parecer adulto. Es mejor actuar como un niño que reconoce serlo que ponerte en evidencia demostrando que lo eres mientras finges ser adulto.