Meme musical y literario

Desde el dashboard del WordPress 1.6-ALPHA-do-not-use he encontrado unos links desde Atlantes y Barraquito que me pasan el testigo.

Tamaño total de los archivos de música en mi ordenador: 9 GB.

šltimo disco que me compré: Americana, The Offspring.

Canción que estoy escuchando ahora: Memories Of You, Benny Goodman.

5 canciones que escucho un montón o que tienen algun significado para mí:

  • Borracho hasta el amanecer, Los Coquillos
  • Take Five, George Benson
  • Down here on the ground, George Benson
  • Picture of my life, Jamiroquai
  • Memories Live, Reflection Eternal

5 libros para el verano:

  • Un mundo feliz, Aldous Huxley
  • El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, Oliver Sacks
  • Ulises, James Joyce
  • El sueño de una noche de verano, William Shakespeare
  • La de Bringas, Benito Pérez Galdós

5 personas a las que les paso el testigo:

Anoche soñé…

Anoche soñé que volvía a Manderley. En mi sueño me encontraba ante la verja del parque, pero durante algunos momentos no pude entrar.

Así empieza la película de Hitchcock «Rebeca», así como también el libro del mismo título de Daphne du Maurier. No he tenido el placer de leer el libro, pero sí he visto la película, una joya como otras tantas del maestro del suspense. En ningún momento se ve a Rebeca, pero se siente durante toda la película.

Manderley es la mansión, una casa que guarda los momentos de la vida, momentos buenos y malos, momentos que en el recuerdo resuenan. Cada persona tiene su Manderley, puede ser una casa al estilo colonial, rodeada de un frondoso jardín en alguna isla paradisíaca, o una cabaña de madera que destaca sobre el blanco paisaje nevado. Manderley guarda algo en su interior, así que tampoco es necesario que sea un lugar.

Tú eres mi Manderley, y anoche soñé que volvía a ti, que entraba en tus dominios una vez más. Soñé que me envolvías de nuevo.

¿Lo soñé?

Morir lentamente

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.

Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las «íes» a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos.

Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.

Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar.

Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.

Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.

Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad.


Pablo Neruda

El sentido de la vida

Hace tiempo escribí un texto a petición de una profesora de Ética. Sinceramente, no tenía ganas de estar escribiendo paridas de ese tipo y la profesora, no lo voy a negar, tampoco me caía muy bien, así que esto es lo que le solté:

¿La vida tiene sentido? Nacemos en un mundo con muchísimas desigualdades, para perpetuar la especie humana, asesinar a otras especies animales y vegetales, acabar con la Tierra, hacer que la humanidad avance aunque a veces parezca que retroceda, hacer que el PIB de España crezca, pagar impuestos, ver la tele y escuchar música, leer y estudiar los libros que te obliga a comprar el sistema educativo, enamorarse de alguien que pasa de ti, pasar de alguien que no te gusta o en el mejor de los casos, y con menor probabilidad, enamorarte de alguien que te quiere; aguantar a tus hermanos, fastidiarles la vida, aguantar a tus padres, hacer lo que ellos te digan o largarte de casa para no hacerles caso, tener una mascota que ensucia la casa, asistir a clase durante una cuarta parte de tu vida para acabar siendo un parado culto, conseguir un trabajo que no te gusta, aguantar a un jefe odioso, jubilarte para tener una pensión que no te da para vivir, casarte y gastar un dineral en el banquete, aguantas a la otra persona hasta que te mueres, se muere o sois asesinados por vuestros hijos; llorar en los funerales, reír con los chistes, ser infiel, aguantar los cuernos, morirte, ser comido por los gusanos y, con un poquito de suerte, reencarnarte en otra persona y volver a nacer.

Indiano Jones

Indiano se encontraba en una situación peligrosa. A su izquierda se habría un abismo cubierto de brumas en el que apenas se escuchaba el río que lo había excavado durante eones. A su derecha estaba el iracundo jefe de la tribu, N’gada Butu, junto con los hombres del poblado portando lanzas y con porte asesino. Indiano había robado el mayor tesoro de la tribu, el tesoro prohibido, el tesoro que no se podía nombrar bajo pena de muerte… La virginidad de la hija del jefe N’gada Butu.

Indiano, recordando las enseñanzas del sabio Cho Juan en su cueva de Taganana decidió saltar hacia el vacío. Cuál fue la cara de los hombres cuando, esperando escuchar el ruido del valiente explorador al espachurrarse contra el fondo del barranco, oyeron una estruendosa carcajada.

El barranco no era sino una ladera empinada de no más de cuatro metros de altura, el río era un arroyo que apenas cubría hasta las rodillas y los vapores eran resultado de los vertidos de agua caliente procedentes de una central nuclear a poca distancia del poblado. Cuando se dieron cuenta del engaño, Indiano ya estaba lejos, comiéndose un pedazo de la pelota de gofio amasado que siempre llevaba como provisión de emergencia.

¿Cuáles habían sido las palabras de Cho Juan? Sólo Indiano las conocía y jamás hablaba de eso.

He dicho

– Mentís.
– ¿Qué decís?
– Mentís. Y vos de vos os reís, como yo me río de vos…
– No comprendo qué decís.
– Será porque no querís, que está claro, ¡vive Dios!
– Siempre fuisteis enigmático y epigramático y ático y retórico y simbólico y aunque os escucho flemático sabed que a mí lo hiperbólico no me resulta simpático.

La venganza de Don Mendo. Pedro Muñoz Seca.