Hay gente rara en este mundo, personas que son tachadas de locas simplemente porque quieren estar solas, necesitan la soledad autoimpuesta como parte de su vida. No tener a nadie a su alrededor, con la única compañía de sus pensamientos, sus diálogos internos, sus desvaríos o sus episodios oníricos en estado de vigilia.
Hay personas que no les da miedo estar solas, que no ven problema alguno en estar aburridas, porque quizás necesitan ese aburrimiento como parte de sus vidas. La independencia de no necesitar compañía, sino elegirla a conveniencia y no por imposición. Tener su espacio, tener su tiempo, tener un momento para estar en silencio y acallar conversaciones superfluas y demás ruidos accesorios.
Porque para esas personas a veces estar en compañía supone perder el tiempo en cosas que realmente no aportan nada a sus vidas, simplemente por exigencia social y ser educadas cuando alguien les pregunta algo y han de responder.
Y se les hace difícil.
Porque esas personas no quieren dar explicaciones del por qué de su aislamiento, pero es que tampoco pretenden ser entendidas. Simplemente no quieren estar acompañadas, no necesitan ayuda ni tienen enfermedad alguna.
A veces llega un momento en el que no necesitan a nadie a su lado, pero esto no quiere decir que no les guste la compañía y quieran mudarse al monte y vivir como ermitaños aislados y asociales. Solamente quieren estar lejos, en algún sitio, a solas consigo mismas, y no tener que andar sin rumbo ni conversar sin ganas.
Sentirse de nuevo en libertad de poder hacer lo que quieren con sus propias condiciones. Sentir que pueden coger aire y de nuevo volver a tener fuerzas suficientes para sumergirse entre tanta gente.