Por si alguien no se ha enterado, hoy es el casting para la película «Furia de Titantes 2». Llego a las ocho y media a La Laguna y la cola empieza en el Ateneo, baja por la calle de La Carrera, dobla por Tabares de Cala y termina al final de Herradores. Más o menos a las nueve llega una chica de la organización y grita lo siguiente:
Piercings, tatuajes, pelo teñido o rapados pueden marcharse y dejar de perder el tiempo porque no los vamos a seleccionar.
Muchas personas que coinciden con una o más de esas características comienzan a abandonar la fila, otros se quedan porque prefieren probar suerte. Ahora ya sé que mis posibilidades de superar el casting tienden a cero pero no me marcho, no porque quiera intentarlo sino porque me lo estoy pasando genial vacilando con la gente que tengo cerca.
Al rato aparece mi compañera de trabajo con su perro. Oye, es increíble lo fácil que resultaría conocer a chicas simplemente paseando a un cachorrito, me voy a plantear seriamente hacerme «paseador» de perros. Ella confirma mis sospechas, se niega a dejar que su novio pasee solo a su perro precisamente por eso.
Pasa el tiempo y poco a poco vamos avanzando. Cuando sale el sol y comienza a tostarnos la cabeza es entonces cuando el ánimo comienza a decaer. Yo sólo trato de encontrar sombra donde cobijarme y evitar acabar con quemaduras. Entonces aparece un señor y me pregunta qué es lo que ocurre que hay tanta gente en la cola.
–Nada, que están haciendo un casting.
–¿Un casting para qué?
–Para conseguir algunos puestos en el Ayuntamiento. No hace falta experiencia previa ni nada, sólo hay que figurar y poco más.
–Uy, yo para eso no sirvo, a mí lo que me gusta es un buen vaso de vino.
–¡Pues perfecto! Para concejal de fiestas entonces.
Todo el mundo a mi alrededor se parte de risa, creo que apunto maneras para el club de la comedia. Luego aparece un periodista con un micrófono de Radio Club Tenerife buscando personas a las que entrevistar y me animan a que les cuente mi historia del casting para el Ayuntamiento pero yo, que soy un tío serio, no quiero entrar en polémicas.
Tuvo que venir una furgoneta de la Policía Nacional para montar un cordón porque se había montado una tremenda pelotera en la puerta del Ateneo y hasta la integridad física del tío que repartía los números llegó a verse seriamente comprometida. Por lo visto la escena se parecía más a un festín de buitres leonados intentando pillar un trozo de cadáver que a un grupo de personas civilizadas. Increíble.
Total, que es la una y cuarto y me tengo que ir a trabajar e intuyo que aún quedan dos horas más de cola desde donde estoy hasta poder conseguir un número. Además, una vez consigues el preciado premio, tienes que esperar aún más a que te llamen para que te tomen las pertinentes fotos cual delincuente común, es decir, frente y perfil, y las medidas como si de un sastre se tratase.
Conclusión, al igual que hicieron algunas personas, la próxima vez habrá que acampar desde la noche anterior a las puertas del recinto donde se vaya a realizar la selección. Duermes incómodo, no te lo niego, pero al menos ahorras tiempo y estar tanto rato de pie para nada.