Usos comunes de una red social

Ese dorado néctarDespués de un minucioso e intensivo proceso de recogida de datos, en el departamento de investigación de Liberitas hemos logrado sintetizar algunos patrones de comportamiento de los usuarios de las redes sociales más populares. Una advertencia, si usted es de esas personas sensibles que se sienten heridas con facilidad o simplemente no entiende un carajo de sarcasmo le aconsejamos que pruebe a leer un cuento de Disney antes que continuar leyendo este post. Sin acritud.

Otra cosa, hemos seleccionado la imagen de este post intencionadamente porque en el departamento nos gusta a pesar de no tener nada que ver con el tema.

¿Esto no era una página de contactos? Vaya timo, aquí no hay manera de ligar.

No me gusta la soledad, por eso invento amistades virtuales para sentirme en compañía o simplemente regodearme en la soledad de los demás.

Soy incapaz de superar mis antiguas relaciones de pareja, así que paso el tiempo controlando cada uno de sus movimientos; de otra manera me podrían denunciar por acoso.

Tengo una afición patológica al voyeurismo, me encanta conocer cualquier detalle de la vida de los demás porque, en el fondo, mi vida está tan vacía que trato de llenar los huecos con esos fragmentos de información ajena.

Tengo algo que decir y me gustaría que todos mis amigos lo supieran, porque doy por hecho que tienen algún interés en dedicar su tiempo a leer lo que escribo. Además, si comentan algo al respecto no harán sino reforzar mis ansias de atención.

Estas fotos son de la última actividad que llevé a cabo, donde se puede observar mi cara de satisfacción, aunque puede que en realidad no me lo haya pasado tan bien como trato de aparentar. La cuestión es que estuve ahí, eso es lo verdaderamente importante, el resto es secundario.

Me gusta compararme con el resto de mis amigos porque así puedo sentir que he triunfado mientras que ellos son unos fracasados. Eso sí, si encuentro que a alguno de ellos le va mejor que a mí entonces lo elimino de mi lista, no me gusta la gente que va alardeando por ahí de sus éxitos.

Conocí a alguien la pasada noche que salí de fiesta y me ha agregado a su lista de amigos, pero si veo algo en su perfil o en sus fotos que no me guste prometo que pulsaré el botón de eliminar. En mi lista sólo tengo amigos con cierto poder adquisitivo o atractivo físico, el nivel cultural no me parece tan importante.

He publicado este enlace porque tiene alguna importancia para mí; en realidad lo hago porque posee algún mensaje que quiero transmitir pero no tengo en cuenta que todo ello surge de mi propia interpretación, que es totalmente subjetiva y probablemente muy poca gente coincida conmigo o le parezca interesante en lo más mínimo.

Tengo alguna opinión acerca de ti pero soy tan cobarde que mi manera de hacértelo saber es mediante este mensaje impersonal con destinatario indeterminado, para que no sepas si realmente lo he escrito para ti o para otra persona. No obstante, esto no es más que una absurda manera de engañar a mi conciencia para tratar de aplacar la ansiedad que me provoca tener estos pensamientos que guardan relación contigo y no me atrevo a decírtelos directamente.

Voy a colocar una foto en mi perfil sacada desde algún ángulo extraño, alguna que haya pasado por filtros de edición digital de imágenes, alguna en la que muestre alguna parte específica de mi cuerpo o simplemente una foto en la que no se noten mis defectos anatómicos. De esta manera me promocionaré y conseguiré que mi autoestima suba cuando comience la avalancha de peticiones de amistad, cosa que no ocurre en la vida real. Si no funciona, tendré que buscar otra foto más sugerente que cumpla los requisitos.

Princesas de media noche

Hablando con mi conciencia, mientras tomábamos una cerveza, me ha soltado una de sus perlas y me veo en la obligación de compartir su sabiduría.

Hoy he visto por primera vez un grupo en Feisbuc [Facebook para los angloparlantes] cuyo nombre me ha inquietado en sobremanera:

«Culpo a Disney de mis altas expectativas en cuanto a hombres»

Pero chiquilla, ¿no te das cuenta que no es culpa de Disney? La culpa la tienes tú por pensar que eres una princesa cuando en realidad no lo eres.

Qué cosas…

WALL·E

Hoy he visto Wall·e, la última película de Disney. La verdad es que es curioso cómo una película con poquísimos diálogos transmite tanto; esto es un claro ejemplo de la comunicación no verbal. Los chicos de Pixar lo han hecho muy bien, me ha encantado la película.

He de decir que en un par de momentos de la película he tenido la lagrimilla preparada, y es que todavía guardo en la memoria la escena de Cortocircuito 2 en la que Johnny 5 es destrozado. Vivo traumatizado con esa escena, es la verdad y, sobre todo, cuando el pobrecillo se arrastra como puede hasta la tienda de electrónica para intentar repararse. Es por eso que me he puesto algo sentimental con Wall·e, aunque no tanto como la chica que se deshidrataba por los ojos con sólo ver el trailer de la película.

Ahora bien, creo que los de Pixar le han dado a Wall·e un aire similar a Johnny 5 aprovechando el tirón que tuvo en su día sus películas y que es un personaje universal de la robótica cinematográfica. No se los reprocho, ha sido una jugada estratégica para enganchar a los ochenteros, a los niños y a sus padres.

Por cierto, hay que ver los títulos finales, haciendo una repaso a la evolución del arte pictórico de la humanidad desde las pinturas rupestres, el impresionismo hasta los dibujos de 8 bits de los videojuegos. Por cierto, Pixar es conocida por poner en todas sus producciones guiños a otras películas que han realizado, y Wall·e no es la excepción. En esta página [en inglés] tienes una lista bastante extensa de lo que los angloparlantes llaman «easter eggs» escondidos en la película.