Desde la estepa

Mucho se me había prometido allí, poderosamente habían aguijoneado mi curiosidad los ecos de aquel mundo extraño; con frecuencia medité horas enteras profundamente sobre esto. Y cada vez con mayor claridad me hablaba el aviso de aquellas inscripciones: “¡No para cualquiera!” y “¡Sólo para locos!” Loco, pues, tenía yo que estar y muy alejado de “cualquiera” si aquellas voces habían de llegar hasta mí y hablarme aquellos mundos. Dios mío, ¿no estaba yo hacía ya muchísimo tiempo bastante alejado de la vida de todos los hombres, de la existencia y del pensamiento de las personas normales, no estaba yo hacía muchísimo tiempo bastante apartado y loco? Y, sin embargo, en lo más íntimo de mi ser comprendía perfectamente la llamada, la invitación a estar loco, a arrojar lejos de mí la razón, el obstáculo, el sentido burgués, a entregarme al mundo hondamente agitado y sin leyes del espíritu y de la fantasía.

Hermann Hesse. El lobo estepario

Pensamiento del día

El calor está bien hasta cierto límite tras el cual se vuelve un tanto incómodo.

Darle demasiadas vueltas a las cosas no las soluciona; de ser así, las norias y los tiovivos estarían mucho más solicitados.

El agnosticismo es para aquellos que no quieren ser tildados de religiosos pero tampoco quieren despertar la ira de algún dios negando su existencia.

Pensamiento del día

tarjeta

Cada día tengo más claro que debo tener tarjetas de presentación en la cartera, nunca se prevén los momentos más inverosímiles en los que serán necesarias.

Hay personas que querrían tener más horas en el día pero este deseo entraña un riesgo importante: es probable que tengas mucho más tiempo para disfrutar pero también tendrás que acarrear con más tiempo para sufrir. El deseo más sensato, si es que puede llegar a ser calificado como tal, es que por arte de magia o alguna alteración espacio-temporal los momentos de felicidad durasen días en lugar de transcurrir tan rápidamente.

Aunque haya gente que se empeñe en intentar argumentar absurdas teorías, las situaciones que vivimos no son producto del azar o la participación de algún ente superior omnipresente, omnisciente u omnipotente.

El destino o un dios no son más que ideas abstractas surgidas de la mente de las personas que necesitan desterrar la sensación de vértigo que sienten ante una vida de libre albedrío, que se encuentran más seguras sabiendo que están siendo dirigidas por algo o alguien y que existe un plan preestablecido del que son partícipes. De esta manera justifican las consecuencias de sus actos y los de los demás con argumentos estúpidos sin indagar en las razones, en las causas de sus acciones. Sus creencias insustanciales hacen que sean individuos estancados en su posición, sin posibilidad de una evolución personal precisamente porque carecen de esa capacidad de introspección y espíritu crítico que son necesarios para cambiar y, al menos, moverse en alguna dirección.

Abolición

TempusEsta tarde fui a Santa Cruz y vi en un muro una pintada que rezaba:

SI DIOS EXISTIESE
HABRÍA QUE ABOLIRLO

B.A.

Es en esos momentos cuando me gustaría tener una cámara digital a mano, porque las oportunidades se presentan sin uno buscarlas y hay que aprovecharlas. Tempus fugit y nos quedamos con las ganas.