Antes de terminar un puzzle siempre parece que nos va a faltar alguna pieza.
El amor no es barato.
A menudo, la felicidad propia provoca que otros sean infelices.
Cuando tu propia familia reniega de ti, tienes un problema.
Es curioso cómo puedes conseguir información sin proponértelo, de la manera más espontánea y en la situación más inesperada.
Es duro decir esto, pero es la verdad: lo único que echo de menos de cuando estaba contigo es a tu familia. El resto es polvo que se lleva el viento, como las palabras.
Ya que te me tocas los cojones, ¿por qué no me la comes de paso?
Tienes razón, soy un tío ocupado, y por eso no puedo andar desperdiciando mi poco tiempo libre en ti.
– ¿Sabes lo que te digo? ¡Eres un gilipollas de mierda!
– Bueno, yo podría decir que tú eres una chica encantadora y los dos podríamos estar equivocados.