Cada día tengo más claro que debo tener tarjetas de presentación en la cartera, nunca se prevén los momentos más inverosímiles en los que serán necesarias.
Hay personas que querrían tener más horas en el día pero este deseo entraña un riesgo importante: es probable que tengas mucho más tiempo para disfrutar pero también tendrás que acarrear con más tiempo para sufrir. El deseo más sensato, si es que puede llegar a ser calificado como tal, es que por arte de magia o alguna alteración espacio-temporal los momentos de felicidad durasen días en lugar de transcurrir tan rápidamente.
Aunque haya gente que se empeñe en intentar argumentar absurdas teorías, las situaciones que vivimos no son producto del azar o la participación de algún ente superior omnipresente, omnisciente u omnipotente.
El destino o un dios no son más que ideas abstractas surgidas de la mente de las personas que necesitan desterrar la sensación de vértigo que sienten ante una vida de libre albedrío, que se encuentran más seguras sabiendo que están siendo dirigidas por algo o alguien y que existe un plan preestablecido del que son partícipes. De esta manera justifican las consecuencias de sus actos y los de los demás con argumentos estúpidos sin indagar en las razones, en las causas de sus acciones. Sus creencias insustanciales hacen que sean individuos estancados en su posición, sin posibilidad de una evolución personal precisamente porque carecen de esa capacidad de introspección y espíritu crítico que son necesarios para cambiar y, al menos, moverse en alguna dirección.
Bueno, son las 7 de la mañana y me voy a ir a acostar aunque sin sueño. Me quedan tres capítulos para terminar la primera temporada de Heroes y, aunque parezca extraño y no sean horas, mientras me ponía el pijama me he puesto a divagar sobre el destino.
Soy agnóstico respecto al destino, no sé si existe o no. De existir, la vida pierde el libre albedrío y estamos todos en un camino ya trazado e invariable, como una obra de teatro en la que todo está perfectamente calculado y todos interpretamos lo que está escrito en el guión. De no existir, la probabilidad entraría en juego y todo sería más inestable y variable, pero creo que hasta sería todo más interesante.
De existir, ojalá estuviese predestinado a estar contigo. De no existir, inventaría la posibilidad de estar contigo. En cualquiera de los dos casos, sé lo que quiero, ¿y tú?
En realidad no sé si el título de esta canción original de Violeta Parra es «volver a los 17» o «volver a los diecisiete». En el lenguaje hablado no hay problema pero en el escrito hay cierta diferencia. Por orden de aparición son Mercedes Sosa, Caetano Veloso, Gal Costa, Chico Buarque y Milton Nascimento. ¡Toda una joya!
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo
Es como descifrar signos sin ser sabio competente,
Volver a ser de repente tan frágil como un segundo
Volver a sentir profundo como un niño frente a dios
Eso es lo que siento yo en este instante fecundo.
Se va enredando, enredando
Como en el muro la hiedra
Y va brotando, brotando
Como el musguito en la piedra
Como el musguito en la piedra, ay si, si, si.
Mi paso retrocedido cuando el de ustedes avanza
El arca de las alianzas ha penetrado en mi nido
Con todo su colorido se ha paseado por mis venas
Y hasta la dura cadena con que nos ata el destino
Es como un diamante fino que alumbra mi alma serena.
Se va enredando, enredando
Como en el muro la hiedra
Y va brotando, brotando
Como el musguito en la piedra
Como el musguito en la piedra, ay si, si, si.
Lo que puede el sentimiento no lo ha podido el saber
Ni el más claro proceder, ni el más ancho pensamiento
Todo lo cambia al momento cual mago condescendiente
Nos aleja dulcemente de rencores y violencias
Sólo el amor con su ciencia nos vuelve tan inocentes.
Se va enredando, enredando
Como en el muro la hiedra
Y va brotando, brotando
Como el musguito en la piedra
Como el musguito en la piedra, ay si, si, si.
El amor es torbellino de pureza original
Hasta el feroz animal susurra su dulce trino
Detiene a los peregrinos, libera a los prisioneros,
El amor con sus esmeros al viejo lo vuelve niño
Y al malo sólo el cariño lo vuelve puro y sincero.
Se va enredando, enredando
Como en el muro la hiedra
Y va brotando, brotando
Como el musguito en la piedra
Como el musguito en la piedra, ay si, si, si.
De par en par la ventana se abrió como por encanto
Entró el amor con su manto como una tibia mañana
Al son de su bella diana hizo brotar el jazmín
Volando cual serafín al cielo le puso aretes
Mis años en diecisiete los convirtió el querubín.
Se va enredando, enredando
Como en el muro la hiedra
Y va brotando, brotando
Como el musguito en la piedra
Como el musguito en la piedra, ay si, si, si.