No es que los admire, pero me parece increíble cómo hay personas que usan unas excusas tan baratas que hasta dan vergüenza ajena. Bueno, tengo que aclarar que esto en sí mismo no es digno de admiración, lo que sí es digno de admiración es usarlas aún a riesgo de que la otra persona note la «calidad» de la excusa o, incluso, sabiendo que la otra persona lo sabe con certeza. Esto es, yo sé que lo que me dices es una excusa barata, y tú sabes que lo sé, pero incluso así me lo dices con toda tu desfachatez.
Quien quiere algo encuentra una manera; quien no quiere nada encuentra una excusa.
Pues es cierto, y como últimamente sólo encuentro excusas baratas y pasividad reactiva siento que estoy perdiendo el tiempo, y como no me gusta nada perder el tiempo, pues me toca la moral y esto me invita a valorar de distinta manera ciertos datos y a tomar decisiones al respecto. Creo que la falta de diplomacia es tan mala como el exceso de ella, y creo que yo me encuentro en ese extremo de exceso.
In medio stat virtus quando extrema sunt vitiosa
Gran verdad, y por eso creo que es hora de hacer tolerancia cero con algunas cositas y dejar de pensar en lo que es más políticamente correcto o las reacciones colaterales que puedan provocar mis palabras. Es hora de volver a ser el «suave» y quitarle el polvo a este título que colgaron una vez en mi pared. El momento de mendigar ya pasó, ahora toca regalar caricias con la lija del 40 a quien se lo merezca.
Por cierto, ¿mi excusa para escribir? Escribir con la mente, el corazón y el alma. Supongo que también será una excusa barata dependiendo de quién me juzgue…