Quisiera

Tutorial - after

¿De qué sirve querer algo si no se hace nada por conseguirlo? Es un deseo suspendido en el aire que va consumiendo poco a poco lo que hay a su alrededor, como una estrella que brilla cada vez con mayor intensidad y puede llegar a quemar.

Quisiera callar a veces de pronto nuestras conversaciones
usando mis taimados besos y caricias como coartadas,
componiendo con tus suspiros una sinfonía de placeres,
escribiendo con mi boca canciones en tu cuello y tu espalda.

Quisiera ser para tu erótica música ese baile sensual,
acaso pincel que regala sueños de colores a tu lienzo,
mientras tus uñas rasgan el frágil velo que protege mi piel
y mis dientes señalan en tu mapa la equis de tu tesoro.

Quisiera ser ese lunar que me tienta caprichoso y travieso
para así permanecer más cerca de tus labios y tu sonrisa,
y hacer que mis dedos se enredaran entre tu pelo revoltoso
como riendas en las manos del jinete que cabalga aprisa.

Quisiera verte cimbrear las formas que bajo tu ropa siento
igual que la caña de azúcar que bajo la fiera tempestad
se mece, se dobla y después del impetuoso azote del viento
se revela tan dulce para reclamar de nuevo su lugar.

Quisiera ser para ti esa lluvia de tibias gotas saladas
que se atreve a caer perlando todo tu cuerpo de sudor
y consigue inundar tus pensamientos con húmedas promesas
en una tormenta apasionada de placeres sin pudor.

Quisiera naufragar en tu océano de impetuosas corrientes
para aferrarme a tu pecho como aquel marinero perdido
que crea una balsa con los restos del que fuera su navío
para finalmente en los bajíos de tu cuerpo quedar varado.

Quisiera permanecer en la frondosa isla de tus encantos
y convertirme por un sortilegio en un pequeño colibrí
para libar el acaramelado néctar, siempre volando,
de esa flor tropical tan celosamente guardada en tu jardín.

Quisiera conseguir dejar de soñar con todas estas cosas
pero me es imposible porque toda tú eres una fantasía,
figura retórica e inspiración de mis versos y mi prosa,
la viva imagen de mis anhelos, todo lo que mi cuerpo ansía.

Sin embargo, ¿de qué sirve querer escapar si no se puede hacer nada por evitarlo?

Crónica de un beso anunciado

beso

Fue así, de repente. Apareció ante mis ojos y estaba allí, sentada esperando, supuse, a ser llamada al despacho. Sinceramente no sé qué fue, no sé decir cómo fue, pero se adueñó de mis pupilas y allí se quedó. Fueron sus formas caprichosas, fueron sus labios carnosos, fue a lo mejor su mirada inocente, no lo sé.

Algo en mí instaba a que mi sentido común hiciera acto de presencia y solicitase la vuelta a la realidad mientras la parte más visceral de mí comenzaba a inquietar mi estómago y mi corazón. Mientras pasaba a su lado sin que apenas ella notase mi presencia, haciendo alarde de mi innata capacidad para pasar desapercibido, yo ya estaba pensando en dónde y cuándo sería la próxima vez que la pudiese ver de nuevo, porque ese era mi mayor deseo, volverla a ver y poder deleitarme una vez más del delicioso néctar que emanaba de ella y bebían mis ojos y emborrachaba mi mente.

Pero, incluso así, después de imaginar mil y un reencuentros, de nada me sirvió mi imaginación para prepararme ante la sorpresa de volver a tenerla ante mí, más cerca que la última vez, conocer su nombre y escuchar su voz. Un torrente de sensaciones bullía dentro de mí mientras intentaba mantener la fachada de tranquilidad y seriedad, una y otra vez, en cada ocasión que nos volvíamos a encontrar, cruzábamos palabras banales y superfluas, manteniendo dentro de mí todos los pensamientos que germinaban en cada nuevo encuentro.

El tiempo pasó y, siembre amparado bajo el axioma de «nada surge de la nada», logramos al fin lo que tanto deseábamos hacer y no nos atrevíamos a iniciar. Cuando mis labios rozaron los suyos, como un castillo de naipes me derrumbé hasta su boca como si un remolino de aguas frescas y rejuvenecedoras me hubiese atrapado, y es que en verdad me hacía sentir como el chiquillo que descubre por primera vez el beso largo tiempo ansiado.

Y continuamos besándonos, ahora con la suavidad de la pluma que acaricia, ahora con ímpetu desbordante, ahora rápido y a hurtadillas, ahora largo como un paseo por prados en flor. Así eran y así son, besos.

Queilitis mimosa alérgica

Resumen
La falta crónica de besos provoca un síndrome denominado queilitis mimosa alérgica, que cursa con calor, rubor e inflamación de los labios, todo acompañado por una descamación epidérmica. Un claro ejemplo:

labios resecos

Estudio y resultados
La solución a este problema pasa por la hidratación de los labios, y particularmente recomiendo la hidratación humana exógena, esto es, suplir la falta crónica de besos. Está demostrado científicamente que el intercambio de fluidos bucales durante el acto de besar hidrata más de un 150% la epidermis de los labios 1.

Otros métodos menos efectivos son la aplicación de cacao o brillo de labios, pero los resultados son temporales y se tiende a las recidivas. Esto es debido a que estos métodos no aportan hidratación sino que dependen del contenido propio de agua del tejido. Es por ello que se cree que la queilitis mimosa alérgica puede estar en relación con una somatización producida por el individuo ante la carencia de la carga sentimental de los besos, pero aún no hay estudios fiables al respecto 2.

Conclusión
Los besos tienen un efecto terapéutico inespecífico 3 que provocan la mejoría considerable de la queilitis mimosa alérgica. Desde el CSIC 4 recomendamos a todo el mundo que sufra este síndrome que comience con el tratamiento lo antes posible, y a los que no lo sufren, que sean solidarios, ya que al igual que se dona sangre también se deben donar besos.

Nota: la donación de besos entre enfermos de queilitis mimosa alérgica debe ser con sumo cuidado, ya que un exceso de fricción labial puede tener el mismo resultado que frotar dos lijas entre sí.


1 El estudio fue realizado con un voluntario y 10 voluntarias. Al finalizar el test, el voluntario refirió sentirse «mejor que nunca», presumiblemente por la hidratación, o eso se cree. [volver]
2 Existen registros en los que chicas solteras consumidoras de 2 barras de cacao al mes sanaron espontáneamente con la aplicación de una terapia intensiva de besos durante una semana. [volver]
3 Nombre que se le da al efecto placebo, o como nos gusta llamarlo a los científicos, «funciona pero no tengo ni idea de por qué». [volver]
4 Centro Superior de Investigaciones Cariñosas. [volver]

Después

Después de tus besos, ¿llega la oscuridad?
Después de tu risa, ¿llega la soledad?
Después de tu mirada, ¿llega el vacío?
Después de ti... ¿qué?