Los fantasmas existen; de hecho, conozco personalmente a unos cuantos.
Hay miradas que en silencio transmiten mucho más que multitud de palabras.
Para echar a alguien de menos al menos debe tener para nosotros cierta importancia porque, de lo contrario, su ausencia no supondría un hecho relevante.
Hay quien usa las trampas como única manera para poder optar a la victoria.
A veces la presencia de una persona puede marcar la diferencia entre sufrir su compañía y disfrutar su ausencia.
Culpar a todo un género por tu incapacidad para mantener una relación adulta es una estupidez; aún así, muchas personas se justifican día a día de esta manera.
Te he visto pasar junto a mi lado
pero no ha sido de manera indiferente pues,
en ese preciso instante, despertaron emociones
largo tiempo dormidas dentro de mí.
Ciertos recuerdos se revolvieron en mis entrañas
al igual que fantasmas de aquellas cosas que alguna vez sentí.
Bien sabes que fuiste mi locura y mi desesperación,
y también sabes que estuve locamente enamorado de ti,
pero eso ya forma parte del pasado, ya es historia,
como retales de memoria son momentos que una vez sufrí.
No te guardo rencor por tu ausencia porque, para llegar a sentirla,
tendrías que haber sido mía alguna vez, pero
tú y yo sabemos que eso nunca llegó a ocurrir.
Heriste este pobre corazón en aquella noche
con un puñal asesino de frío olvido,
agonizando en el suelo, desangrándose hasta morir.
Te he visto pasar junto a mi lado
y pude observar que mostrabas pena y tristeza en tu faz.
No es alegría lo que me provoca pero,
ten por seguro, compasión no voy a sentir.
Lo que tienes es la recompensa por tu trato,
las consecuencias de todos tus actos,
y tendrás que soportar tu pesada carga
como yo una vez lo tuve que hacer por ti.