Cuando tu nombre rimaba con amor

El color del otoño

Desde el recuerdo ha surgido una idea.

Definiciones

El amor puede ser todo y a la vez nada,
una simple palabra sobre el papel escrita,
un difícil problema en las matemáticas,
en la historia motivo de muchas batallas,
una reacción a una acción para la ciencia,
en el arte texturas, colores y formas...
Para mí es todo eso, más, y sólo una persona.

Recuerdo cuando tu nombre rimaba con amor, eran otros tiempos y nosotros también éramos otros.

Desde la estepa

Sabía muy poco de esta clase de criaturas y de vidas; sólo en el teatro había encontrado antes alguna vez existencias semejantes, hombres y mujeres, semiartistas, semimundanos. Ahora por vez primera miraba yo un poco en estas vidas extrañas, inocentes de una manera rara y de un modo raro pervertidas. Estas muchachas, pobres la mayor parte por su casa, demasiado inteligentes y demasiado bellas para estar toda su vida entregadas a cualquier ocupación mal pagada y sin alegría, vivían todas ellas unas veces de trabajos ocasionales, otras de sus gracias y de su amabilidad. En ocasiones se pasaban un par de meses tras una máquina de escribir, alguna temporada eran las entretenidas de hombres de mundo con dinero, recibían propinas y regalos, a veces vivían con abrigos de pieles en hoteles lujosos y con autos, en otras épocas en buhardillas, y para el matrimonio podía alguna vez ganárselas por medio de algún gran ofrecimiento, pero en general no llevaban esa idea. Algunas de ellas no ponían en el amor grandes afanes y sólo daban sus favores de mala gana y regateando el elevado precio. Otras, y a ellas pertenecía María, estaban extraordinariamente dotadas para lo erótico y necesitadas de cariño, la mayoría experimentadas también en el trato con los dos sexos; vivían exclusivamente para el amor, y al lado del amigo oficial, que pagaba, sostenían florecientes aún otras relaciones amorosas. Afanosas y ocupadas, llenas de preocupaciones y al mismo tiempo ligeras, inteligentes y a la vez inconscientes, vivían estas mariposas su vida tan pueril como refinada, con independencia, no en venta para cualquiera, esperando lo suyo de la suerte y del buen tiempo, enamoradas de la vida, y, sin embargo, mucho menos apegadas a ella que los burgueses, dispuestas siempre a seguir a su castillo a un príncipe de hadas y ciertas siempre de manera semiconsciente de un fin triste y difícil.

Hermann Hesse. El lobo estepario

Desde la estepa

Por lo que se refería a los demás, a cuantos lo rodeaban, no dejaba de hacer constantemente los intentos más heroicos y serios para quererlos, para hacerles justicia, para no causarles daño, pues el «ama a tu prójimo» lo tenía tan hondamente inculcado como el odio a sí mismo. Y de este modo fue toda su vida una prueba de que sin amor de la propia persona es también imposible el amor al prójimo, de que el odio de uno mismo es exactamente igual, y en fin de cuentas, produce el mismo horrible aislamiento y la misma desesperación, que el egoísmo más rabioso.

Hermann Hesse. El lobo estepario

Pensamiento del día

Desde la perspectiva del corazón cualquier decisión parece mucho más sencilla.

Todos tenemos una opinión sobre algo y no siempre es acertada.

En el ámbito del amor no puedes actuar con tu pareja dependiendo de las posibles opiniones acerca de tus decisiones que puedan llegar a tener terceras personas ajenas a tu relación.

Inspiración acuática

1940.Garachico Temporal

No sé qué ocurre en la ducha, pero para mí funciona como fuente de inspiración. Debe ser el agua…

Esperar

Esperar por tu amor es aguardar una tormenta
que antes de ser furia y caos fue una tranquila calma,
pero al igual que aquel reo espera final sentencia
y que con gran vehemencia inocente se declara.

Esperar por esos labios a mi ser no apacigua
y tu piel a mi piel cual dulce tentación se antoja,
mientras llamas de inquietud de mis entrañas afloran
tratando en vano despertar de ese sueño a tu alma.

Esperar por ti es un mal capricho que se desea
como el hambriento que mira el fruto que ha madurado,
como todas esas letras que a tu nombre dan forma
y con las que mi abecedario ansía ser completado.

Campanas de Gauss

DSCN0164A menudo encuentro excusas para ponerme a divagar y no es que las busque de manera intencionada, simplemente aparecen ante mí y, al igual que un pequeño resorte, hacen que mi maquinaria mental comience a funcionar.

La belleza exterior no compensa las carencias interiores, ni mucho menos al contrario. En realidad, ahora que lo pienso, ella tampoco es nada del otro mundo pero claro, en aquel entonces yo estaba enamorado y ahora no. El amor hace que veamos con otros ojos a nuestra pareja e, incluso, la tomemos como el último reducto de belleza en el mundo. Esto no tiene por qué ser necesariamente negativo, es algo que asegura la continuidad de la relación y la fidelización de los implicados.

El problema llega cuando te das cuenta, tal vez demasiado tarde, de todo esto: la relación comienza a degradarse hasta tal punto que la disolución es inevitable. Al menos te queda el consuelo de haber aprendido algo de todo ello y que será de gran ayuda en el futuro.

Todos opinamos cuando algo es bello, atractivo o simplemente nos gusta. Dicen que la belleza está en los ojos de quien mira, y se antoja como una idea realmente romántica, pero la realidad es que la belleza está en la mente que la evalúa. Nos pasamos toda la vida comparando variables extrañas con variables ya conocidas en nuestro cerebro y así, de esta manera, podemos saber qué es correcto, si esa persona resulta conocida, lo que nos gusta o cómo realizar correctamente una tarea. Sin embargo, a pesar de parecer algo sencillo en realidad estos juicios de valor se basan en procesos más complejos. Por ejemplo, podemos saber si una persona nos gusta o no, pero esto engloba multitud de matices como podría ser su configuración anatómica, el sentido del humor, la manera de hablar o el olor corporal.

En realidad, la clave de todo radica en una sencilla media aritmética salvo que, en este caso, el resultado no es numérico porque el valor de cada variable no es objetivamente cuantificable. Tomando todas las variables que uno considera como importantes, si el resultado se encuentra dentro del dominio de nuestra campana de Gauss particular que para nosotros representa todo aquello que nos gusta, entonces uno puede decir que está satisfecho. Y aunque en un principio parezca incongruente teniendo en cuenta la particular naturaleza inconformista que algunos poseemos, cuando nos embarga esa extraña sensación de plenitud es cuando realmente nos convencemos de que esa es la persona adecuada.

Qué simple y complicado es todo y nada a la vez.