Quizás los espejismos de ilusión me hayan cegado con falsas visiones.
Quizás todo se ha dicho, pero nada se ha hecho.
Quizás aquí estoy, pero de aquí no soy.
Quizás no eres tú.
Quizás.
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Cómo decirte lo que supones para mí sin desnudar mi corazón y mostrarte mis sentimientos, cómo decírtelo y evitar que salgas huyendo, riéndote de mí. Resulta harto difícil dejar pasar los días sin poder ver esos ojos tuyos que parecen espejos de eternidad, esos labios carnosos tan sabrosos en mi imaginación, esa sonrisa encantadora que ilumina…
Ya no sé cómo decírtelo, no sé qué otra manera usar para proponértelo, para mendigar una visión fugaz de tu belleza. No puedo negar que me encantaría que tú me pidieras poder verme tan sólo para saber que existe esa reciprocidad, tan sólo para poder decirte que sí, tan sólo para poder volver a sorprenderme.
Sí, cada vez que te miro me sorprendo de tu belleza, porque pasa tanto tiempo entre los momentos que compartimos que no recuerdo lo preciosa que eres hasta que apareces ante mí. Eres la fruta más difícil de alcanzar del árbol del deseo, pero no por ello pienso dejar de intentarlo. Eres la fruta por la que mi boca suspira por saborear, eres la linda guayabita de mi jardín.
De nuevo vuelven a tambalearse los cimientos de naipes sobre los que construí mi bastión para defenderme de ti. De nuevo pisas estas tierras para resecar mi jardín y hacer brotar tus flores, bellas como tú pero venenosas para mi piel. De nuevo llenas con tu perfume el aire que respiro, inflamando mi pecho con aromas que queman como ígneas llamas del color de tu pelo.
Yo, que no te había olvidado, pero había aprendido a vivir sin que irrumpieras en mí, siento que has puesto todo en jaque otra vez, pero esta vez estoy dispuesto a defenderme, porque no quiero volver a navegar por los mares de tu incertidumbre.
-Vamos a ver, ¿te crees mejor que los demás? ¿Te crees especial?
-Sí, lo soy.
-¿Ah, sí? ¿Y eso por qué?
-Simplemente porque sé lo que quiero, y hay muchas personas por ahí que viven sin saber eso.
-¿Y qué te hace pensar que yo no sé lo que quiero?
-Es posible que lo sepas pero, al contrario que tú, yo al menos intento conseguirlo. Esa es la diferencia.
Bueno, son las 7 de la mañana y me voy a ir a acostar aunque sin sueño. Me quedan tres capítulos para terminar la primera temporada de Heroes y, aunque parezca extraño y no sean horas, mientras me ponía el pijama me he puesto a divagar sobre el destino.
Soy agnóstico respecto al destino, no sé si existe o no. De existir, la vida pierde el libre albedrío y estamos todos en un camino ya trazado e invariable, como una obra de teatro en la que todo está perfectamente calculado y todos interpretamos lo que está escrito en el guión. De no existir, la probabilidad entraría en juego y todo sería más inestable y variable, pero creo que hasta sería todo más interesante.
De existir, ojalá estuviese predestinado a estar contigo. De no existir, inventaría la posibilidad de estar contigo. En cualquiera de los dos casos, sé lo que quiero, ¿y tú?