Ya dije una vez que hay que ser valiente, pero hoy me toca hablar de los cobardes. Por un lado están los falsos valientes, los que van de sobrados y a la hora de la verdad se echan atrás. Luego están los cobardes verdaderos, los que independientemente de la situación siempre tirarán por la solución más fácil.
Ser valiente no significa hacer las cosas a la primera de cambio sin meditar previamente, y ser cobarde tampoco significa pensar demasiado sobre algo. Unas veces he sido valiente y otras he sido cobarde, y como dice Carlos Goñi, ¿pero aquí quién no es cobarde por amor?
Ten cuidado con lo que deseas, podría hacerse realidad.
Ojalá la justicia poética no fuera tan sólo un recurso literario y fuese algo más habitual en la vida real.
Ya lo dijo Saramago, frente a la Edad de Piedra o de Hierro, estamos viviendo en la Edad de la Mentira. Es triste, pero la manipulación, la mentira y la ofuscación de la verdad son las conductas naturales que todos interpretamos. Es por eso que me siento tan mal cada vez que me tengo que adaptar a esta sociedad. Es por eso que me siento fuera de época tan a menudo.
Esta tarde mi madre me ha exigido que le escriba una lista de las cosas que quiero para que los Reyes Magos tengan algo que dejarme en casita. El resultado ha sido este:
Ojalá los Reyes Magos se apiaden de mí y me den algo de la segunda lista. No me importa que no me den nada de la primera, en serio…
Existe una teoría, según la cual el tiempo que tardas en olvidar a una persona es igual al doble del tiempo que has estado saliendo con ella. A lo mejor es simplemente una leyenda urbana.
A veces me gustaría decirte que me quitases el no admitir que te pedí, y no es porque realmente necesite hablar contigo, sino porque no quiero que tengas miedo de hablar conmigo. Otras veces pienso si no me estaré engañando a mí mismo, y es por eso nunca me decido.
Lo que escribo es para mí, no lo hago porque lo vaya a leer alguien en especial, aunque no puedo evitar imaginar que lees mis palabras.
He exigido una escisión voluntaria pero, incluso así, cada vez que salgo tengo miedo de encontrarte, tengo miedo de la reacción que puedas provocar en mí cuando nos veamos. Quizás por eso te busco cada noche para que yo pueda verte y tú a mí no, sólo para poder huir a tiempo antes de resquebrajarme.
Cada noche antes de dormir le pido una tregua a mi mente, le pido piedad para que me permita conciliar el sueño sin maltratarme con esos pensamientos y no permita que en mis sueños aparezcas tú.