La caipirinha es la bebida alcohólica brasileña por excelencia, y su nombre es el diminutivo de caipira [persona del campo]. Aunque esta palabra es de género indefinido, la bebida hace referencia a al figura femenina del campo, con ese estilo característico que tiene el portugués.
Tengo que proponer a los colegas beber esto una noche en lugar de la tradicional cerveza, a ver cómo se lo toman. Yo anoche me tomé una y he de confesar que me gustó bastante, era la primera vez, y estoy dispuesto a volver a repetir. Me recordó al Pampelmuse [licor de pomelo y vodka] pero mucho más suave, no sé si es que es así o es que estaba demasiado rebajado.
Inspiración alcohólica post-fiestera haciendo alusión al estado mental de [M] por culpa de la tía esa que le trae por el camino de la amargura.
La neurona estaba aburrida en su espacio craneal, sola, escuchando el eco de sus pisadas resonando contra las paredes. Además, por si fuera poco, tenía sueño y eso no la ayudaba en absoluto en sus tareas, que no eran pocas.
A ninguna neurona le resultaría fácil controlar un cuerpo humano bajo esas condiciones laborales, y se hubiese puesto en huelga de no ser porque escuchó a alguien acercarse.
-¿Hola? ¿Hay alguien ahí?- preguntó con cierto grado de miedo.
-¡¡¡Eeeeeeyyyyy!!! Buenas noches coleguita, ¿qué tal todo?- exclamó con voz estropajosa una neurona con pinta de andar un poco beoda.
-Bien, bien, estooo… ¿Dónde está todo el mundo?- se notaba que estaba irritada por tener que estar haciendo horas extras.
-Tiiiiiia, está todo el mundo abajo de fiestuqui y me mandaron a buscar hielo. ¿Tienes un poco por ahí?
A veces se da la situación en la que son las 3:30 de la mañana, estás de fiesta, rodeado por una multitud danzante y estás realizando un diagnóstico fisioterápico a una chica que se queja de dolor en el trapecio derecho. Valoras puntos gatillo, movilidad articular de las vértebras cervicales, altura de espinas ilíacas, nivel de L4 respecto al ombligo, nivel de espinas ilíacas anterosuperiores respecto a espinas ilíacas posteroinferiores… Es en ese momento cuando te paras durante una décima de segundo, todo a tu alrededor es silencio, te sientes solo en el universo y piensas "joder, esto es vivir la Fisioterapia".
Al final encuentras tantas cosas para tratar que decides decirle a la chica que se pase por tu consulta. Luego te das cuenta que no tienes consulta porque eres un asalariado, pero de todas maneras decides decirle dónde trabajas. Sabes que dentro de 8 horas, cuando se despierte, no va a recordarlo, pero algo en ti se ha encendido: es la esperanza, al igual que una vela. No es que quieras volver a verla a ella, es quieres volver a tener el problema frente a ti y solucionarlo.
No me cansaré de repetirlo una y otra a vez a quien me quiera escuchar [o leer], y no me importa que me crean o no. Yo no veo un culo, veo un glúteo mayor, o un piramidal, o la espina ilíaca posteroinferior, o el nervio ciático mayor. Yo no veo una teta, veo un pectoral mayor, o unos intercostales, o una clavícula, o un pectoral menor. Ahí está la diferencia entre un profesional y otro que no lo es.
Por otra parte, la chica era guapa, eso no se puede negar y tampoco está reñido con la profesionalidad ^_^
Modificando el título de la película de Buñuel hago referencia a una de ellas, de las que nombraba en mi lista de rencores. Ayer fui con algunos de los antiguos compañeros de clase a cenar y luego a las terrazas en Santa Cruz. Me lo pasé muy bien, gracias a [J] y a sus colegas que estaban todo el rato de bromas y risas.
Fuimos al Muelle, prácticamente la única que estaba abierta, y me vi a bastante gente conocida, y es ahí donde entra [R]. Sentía cómo se clavaba su mirada en mi nuca cuando estaba de espaldas, y luego al darme la vuelta y mirar [intencionadamente] hacia donde ella estaba la encontraba con esa mirada dura e inquisitoria. Le mantuve la mirada hasta que miró hacia otro lado, sabía que la había visto y yo lo sabía, pero su rencor es demasiado grande como para tener iniciativa reconciliadora. Yo lo hubiese hecho, pero consideré que no era el momento, así que preferí pasármelo bien que estar lidiando contra unos sentimientos negativos que podrían mellar mis fuerzas y el buen humor que tenía.
Luego llegué a mi casa, agarré el móvil y le hice una llamada perdida. A estas horas no me ha contestado, así que no sé si ha cambiado de teléfono o bien no quiere hacerlo. Supongo que hay personas a las que no les importa perpetuar su rencor y hasta puede que sientan un placer masoquista en ello. De cualquier manera, poco importa, sólo puede haber concenso si los dos queremos.
Bueno, resulta que iba a escribir un post el viernes acerca de un truño de película, Bloodrayne, basada en el videojuego del mismo nombre y que es un insulto al mismo. La actriz que hace de Rayne es la misma que sale en Terminator 3 y hace de cyborg malo, una moza de muy buen ver.
Para ser justos, he de decir que la mejor parte de la película es la escena de sexo gratuito que no viene a cuento entre la protagonista y otro tío de la sociedad Brimstone. Los efectos especiales son de niño pequeño, y se nota que no tuvieron ningún asesor a la hora de realizarlos ya que cuando le rajan el abdomen a un fulano la sangre en lugar de salir de la herida sale de la esquina inferior opuesta al sujeto, hacia la herida. Ríete tu de las base anatomofisiológicas.
Como iba diciendo, no pude publicarlo porque no lo guardé, me fui de mi casa y a mi hermana no se le ocurrió una idea mejor que apagar el ordenador. Esa tarde había quedado con [J] y con [E] para ir a comprar los regalos de cumpleaños para [A]. Se le envió un SMS para proponerle salir a las Teresitas por la noche para celebrar la noche de San Juan y de paso darle «unas cosillas» pero lo que obtuvimos por respuesta nos desmotivó a la hora de comprarle los regalos. No tenía ganas de salir [a ver quién se cree eso en una noche de San Juan que cae un viernes], pero que si queríamos iba a estar toda la tarde en su casa.
Vale, no salgo con ustedes [porque seguro que ya tengo planes] y te digo que no tengo ganas [porque si les digo que tengo planes a lo mejor se mosquean y me regalan menos], pero si me quieren dar algo [a lo que no estoy dispuesta a renunciar] se pueden pasar por mi casa que estaré esperándoles a ustedes y a los regalos.
Pues no, quedaste peor así que diciéndolo directamente. Vale, pensarán que son paranoias nuestras, que es verdad que no tenía ganas… Y una mierda. Al final le regalamos un bote de perfume Escada [edición de verano, al cual soy adicto y lo confieso abiertamente] y una caja de bombones Chaps Elysées [no la grande tamaño familiar, la mediana].
Cuando fuimos a su casa, sorpresa sorpresa. Nos recibe su amiga con ropa veraniega, como para ir a la playa, y luego sale la susodicha con la misma indumentaria que deja entrever un bikini debajo de su ropa. Vale, vale, vale.
No tenía ganas de salir pero es que al final me convencieron y tal y cual. Anda, vénganse al Puerto de la Cruz, ¿sí?
Ni de coña, niña, te vas tú y tu amiga y el pibe ese que acaba de salir de tu cuarto, ustedes tres a hacer lo que les dé la gana, pero nosotros ya tenemos decidido ir a Las Teresas y de ahí no nos movemos porque lo digas tú. Por cierto, me tenían que dar un regalo de mi cumpleaños [porque en dos semanas no podías haber quedado conmigo] y me regalan una cajita de bombones Sorini [de esos rellenos de bolitas crujientes que me encantan] y una camiseta que reza:
Es que ella nunca ha negado que le gustaría tener algo más que besos amistosos conmigo y cuando vi la camiseta [lo siento, pero fue casi instantáneo] le tuve que preguntar si iba con segundas a lo que ella contestó que sí. Así, tal cual, delante de todos lo que estaban allí. Pues nada, no me asusta en absoluto ese tipo de confesiones abiertas, más bien me gusta que las hagan porque así no se da pie a malentendidos.
Con mucha prisa nos fuimos a cambiar para irnos a las Teresas antes de que llegase la avalancha de gente a la playa, pero a las nueve menos algo ya había cola para entrar a los aparcamientos, así que decidimos dejar el coche en el pueblo, cerca de la casa de [R], más concretamente en el terreno donde suele dejar el coche aprovechando que ella se iba al Vai Moana. Dos kilómetros después llegamos a la playa y preparamos el campamento, con las velas que me había dejado mi hermana dentro de unas garrafas de agua mineral a modo de farolillos improvisados.
Llevamos una nevera con nueve [9] litronas de Dorada, papas fritas y seis [6] vikingos de pollo que pillamos por el camino. Una cosa, yo no sabía que los vikingos eran de pan de sandwich, vaya estafada más grande… Y yo pensando que eran como los pepitos, con pan de toda la vida.
También llevábamos las sobras de una botella de Johnny Walker y ron Areucas Oro, acompañados del correspondiente refresco de cola común a ambos. La noche fue anodina en realidad, pero no nos lo pasamos mal en absoluto. Secuestramos [con consentimiento de sus dueñas] unas raquetas de playa y me pasé cerca de dos horas haciendo un poco de ejercicio, dejándome como secuela unas agujetas en los músculos pelvitrocantéreos derechos [léase masa muscular de la nalga derecha].
El sábado me lo pasé prácticamente durmiendo hasta las doce de la mañana [gracias a mi vecino de abajo y su puta música], y viendo la tele y alguna que otra película. Por la tarde fui al Freestyle de motos que había en el Heliodoro Rodríguez López. No, no pagué los 25 € que costaba la entrada, fui invitado gracias a las entradas que le habían dado a [J] en la empresa.
Al principio estuvo bien, con saltos espectaculares, pero luego se fue repitiendo una y otra vez, además que el fulano que hablaba era un cansino y la música era machacona. Acabé con dolor de cabeza, cerca de la 1 de la mañana y con hambre. Entonces decidimos ir al bar turco del Cuadrilátero a cenar y luego a dar una vuelta. Bueno, la cena fue bien, pero se nota que los universitarios están en época de exámenes porque La Laguna estaba más muerta de lo normal. Total, a las 3 ya estábamos en casa y durmiendo.
El domingo, simplemente descansando y viendo alguna que otra peli…