No tomes como un juego lo que no es, puedes hacer daño a alguien.
Unen más los odios compartidos que los intereses comunes.
Hay que aprender a perder; de otra manera, estaremos anclados en el pasado.
Es cierto que de la reflexión surgen ideas pero no por mucho pensarlas significa que sean buenas.
Si estás cansado de siempre la misma historia plantéate cambiar de estrategia, suele funcionar.
Las únicas situaciones de las que puedes decir que has perdido el tiempo son aquellas de las que no has aprendido nada.
Ningún miedo es innato, todos son aprendidos.
Las mujeres muy atractivas suelen intimidar a los hombres; por eso si uno se atreve a hablar con ellas ya tiene bastante ventaja.
Cuando conoces a alguien por primera vez nunca sabes hasta qué punto puede llegar a ser importante para ti o no, por eso deberías tratar de dejar a un lado los prejuicios.
Quizás lo más importante es recordar quién eres realmente.
Lo mejor de estar equivocado es que aún estás a tiempo de salir del error; si estás en lo cierto no hay mucho más que hacer al respecto.
Los besos, al tratarse de una actividad recíproca, pueden ser calificados como buenos o malos en función de la pericia de los participantes; sólo cuando los dos implicados lo hagan bien será un buen beso.
Respeta a tus gustos, son los únicos que realmente saben qué decisión tomar.
No te arrepientas de aquello que es deseado, para eso hace falta contrición y pesar, pero sí teme las posibles consecuencias imprevistas.
El primer beso es como plantar una semilla desconocida en tierra fértil, nunca sabes con certeza si logrará germinar y mucho menos qué brotará de ella.
No te rías de aquellos que son mayores que tú; no te gustará cuando dentro de unos años formes parte de ese grupo de edad mientras otros más jóvenes que tú se rían de ti.
La mejor manera para impresionar a alguien es no tratar de impresionar y ser simplemente tú mismo.
Las pequeñas cosas son las que más nos pueden llegar a cambiar, como un simple detalle o una frase de pocas palabras.