Hoy he tenido que pasar de nuevo por mi centro de salud para buscar el parte de baja para mi lesión, y no es que me desagrade despertarme temprano o recorrer el trayecto a pie con un calor de muerte. La cuestión es que por el camino me ha apetecido comerme un caramelo de eucalipto de aquellos que solía comprar mi tía abuela, antojos que le dan a uno, así que he entrado en un estanco para comprar un par de ellos.
-Hola, buenos días, ¿me puede dar diez caramelos de eucalipto?
-Por supuesto.
-¿Cuánto es?
-Cincuenta céntimos.
Me he quedado bloqueado durante medio segundo, el tiempo que he tardado aparecer en mi mente un flashback. De pronto recordé mi infancia, cuando iba al estanco que estaba al lado de la tienda de mi madre a comprar esos mismos caramelos de eucalipto. En aquellos tiempos todavía no había llegado el euro, así que don Paco, que era el dueño de la pequeña tiendecita, tenía que ponerse a contar uno a uno los caramelos hasta llegar a cien.
Para los que no lo sepan, un duro era el nombre coloquial de la moneda de cinco pesetas, y veinte duros era el nombre de la moneda de cien pesetas. Está claro que cada caramelo costaba en aquel entonces una peseta, pero veamos la explicación matemática de todo este asunto de la inflación.
Ahora me río yo de aquellos anuncios antes de la transición de la peseta al euro que decían que las cosas iban a seguir costando lo mismo. A ver, es normal que con el paso de los años los precios vayan aumentando, pero es que también lo deberían hacer los sueldos a la par y no creo que a nadie se le haya aumentado su sueldo en la misma proporción. ¿Qué es lo que ocurrió en aquel cambio de moneda? Pues que el ciudadano andaba medio perdido, no tendría capacidad mental para hacer una regla de tres simple directa y llegaría a la absurda conclusión de que un euro eran más o menos lo mismo que cien pesetas. Por otra parte, los comerciantes vieron la oportunidad de oro para aumentar su margen de beneficios aprovechando la ignorancia del pueblo y aquí estamos hoy en día.
Bueno, la cuestión es que pagué los dichosos cincuenta céntimos por diez caramelos de eucalipto y me marché del estanco con la sensación de haber sido estafado vilmente.
En ocasiones aquellas personas que nos ofrecían amor se convierten en algo completamente distinto.
Algunas veces actúo antes de pensar y otras veces pienso tanto que cuando voy a actuar ya se ha escapado la oportunidad.
Caer en el hedonismo conlleva cierto peligro ya que basar la felicidad en la búsqueda del placer trae consigo una mayor probabilidad de desengaños, desilusiones e insatisfacciones.
Escuchando el último podcast del programa de Radio 3 Trópico Utópico he escuchado la historia de Melody Gardot, una cantante y compositora estadounidense, concretamente de Filadelfia.
Mientras se encontraba con su bicicleta en noviembre de 2003, con 18 años, fue atropellada por un conductor con un Jeep Cherokee que se había saltado un semáforo en rojo. En el accidente sufrió graves heridas en la cabeza y la columna y su pelvis se fracturó en dos partes. Debido a estas lesiones estuvo confinada en su cama de hospital durante un año y tuvo que permanecer acostada boca arriba todo ese tiempo. Como consecuencia además tuvo que aprender de nuevo tareas sencillas como cepillarse los dientes y aprender a caminar. El efecto más notable de sus lesiones neurales fue que desarrolló una hipersensibilidad tanto a la luz como al sonido, por lo que necesita llevar gafas de sol oscuras prácticamente todo el tiempo para proteger sus ojos. El accidente también provocó problemas de memoria a corto y largo plazo además de dificultad en el sentido del tiempo. Gardot a menudo se refiere a esta condición como «escalar el Everest cada día» ya que a menudo se despierta sin recuerdos sobre lo que tiene que hacer ese día.
El accidente había dañado las vías neurales entre las zonas cerebrales que controlan la percepción y la función mental superior por lo que Gardot se convirtió, según sus propias palabras, «un como como un vegetal». Además de ser difícil para ella hablar o comunicarse apropiadamente, también le era difícil encontrar las palabras correctas para expresar sus sentimientos. Con la música y la plasticidad cerebral se fueron creando nuevas vías de comunicación en su cerebro, así que lo primero que aprendió fue a tararear y posteriormente fue capaz de cantar usando una grabadora. Hizo grandes progresos y fue capaz de llegar a escribir canciones que a menudo hacían referencia a su rehabilitación.
Como dato curioso, durante años después del accidente Melody viajaba con un fisioterapeuta y llevaba un TENS amarrado a su cintura que producía impulsos según necesitase reducir el dolor.
En su último disco aparece esta versión del clásico Over the Rainbow, con música de Harold Arlen y letra de E.Y. Harburg, escrita como parte de la banda sonora de la película El Mago de Oz e interpretada por Judy Garland en ese celuloide.
R de Rumba es productor y DJ de Violadores del Verso y en 2004 publicó un disco en solitario con título homónimo, R de Rumba. En esta canción cuenta con la colaboración de Kase.O, mc de Violadores del Verso, y el polifacético Kamikaze, productor, dj y mc de CPV.
Concédeme un instante, quizá me encuentres interesante,
viste con guante blanco el ladrón que tienes delante.
No obstante, como ya sabrás rimo palabras,
no son las palabras que tu quieres oír.
¿Quieres una ciudad siempre soleada?
¿Quieres acción y aquí no pasa casi nada?
¿Quieres pasear desnuda por el jardín?
¿Quieres dormir acompañada por fin?
¿Estás sola, estudias, trabajas, te controlan?
¿Qué cosas te molan? ¿Fumas para volar?
Qué te voy a contar si van a por nohotros…
¿Quieres perder el control? ¿A joder como potros?
¿Quieres que te pague las drogas? ¿Quieres dialogar?
¿Quieres ser mi cardióloga?
¿Quieres de este corazón que se ahoga?
¿Quieres volver al hogar y nadie te recuerda?
¿Quieres compañero de cama,
de copas, de fin de semana,
de escama, de bolsa?
Buscas gloria, fama, la vida loca,
más de lo que toca.
¿Quieres ver mundo y lo quieres ver de rosa?
¿Quieres ser libre o tener dueño?
Fiestas, desenfreno, sexo en siestas,
vivir un sueño… despierto,
amanecer en el desierto del mundo que has visto…
¿No quieres ver el resto?
Cruzar el estrecho, de Madrid al cielo…
Todo a pata o en metro, vivir en el centro,
garitos, sellos, drogas de diseño,
besitos en el cuello… Ay, qué bueno…
¿Quieres disfrutar de las cosas pequeñas?
¿O encontrarles pegas? ¿Gofres belgas?
¿Quieres vivir con agendas y listas de espera?
¿Dormir y vestir en seda? ¿Que te case Elvis en Las Vegas?
¿Quieres que te coma las tetas?
¿Quieres braguetas, versos de estos poetas?
¿Quieres parar la saeta del reloj que te sujeta?
Pues quédate a vivir en mi planeta.
¿Qué quieres cuando te refieres a disfrutar?
Calentar, mover el culo en el medio del pub.
¿Quieres un amigo peletero asesino?
Te digo, quieres que te arranque la piel para hacerme un abrigo de… ¡Zorra!
Te quieres forrar, tu pasado borrar,
joder, te vas a enamorar de un dólar.
¡Oh, la reina del sistema solar!
Tan sólo escucha mis parábolas, son para volar.
¿Quieres que describa el universo verso a verso?
¿Quieres saber quién soy? Soy semen disperso en tu lomo.
¿Tienes un coño? te lo como.
¿Tienes un culo? también te lo como.
¿Quieres ser mi reina de una noche,
un polvo en un coche,
un paseo a tu casa con beso en el porche?
¿Quieres romance, confianza, libertad sin fianza,
la pasión del primer día, el amante que no se cansa?
¿Quieres mordisquitos en la espalda,
asuntillos bajo tu falda,
besitos ricos, clito, gritos, mordisquitos en la nuca?
Te gusta que pierda la calma,
Que suene la alarma.
¿Quieres mil besos y caricias,
sorpresas y regalos, to’l año verano,
morir soñando, sólo buenas noticias,
benzos, bimmas y micras? Cuidao que te vicias.
¿Quieres ser mi reina o mi ruina,
la estrella que me cuida y me china, porritos?
¿Quieres felicidad o dígitos?
A veces me repito,
tu camino es tuyo, si quieres yo me quito.
¿Quieres ser como los hombres quieren que seas?
Delante de una verdadera mujer te mareas.
Tú y tus «o seas» no tenéis ni puta idea…
Luego, Claudia desea la suerte de la fea.
¿Prefieres lluvia en las calles a mojarte por dentro?
¿O amas llenar la cama de llamas? Por ejemplo,
esta noche hay fiesta en el local,
las chicas son muy feas y se lo hacen mal.
Starcraft II, la secuela del gran clásico de Blizzard de estrategia en tiempo real cayó en mis manos la semana pasada y la verdad es que como comenta Tychus, «demonios, ya era hora». Más de diez años de espera han transcurrido desde el lanzamiento del primer Starcraft, se ve que se lo han tomado con calma y han querido hacerlo lo mejor posible. Los gráficos, como es obvio, han mejorado muchísimo, los vídeos de transición están increíblemente realizados y la línea argumental es muy buena y adictiva. Todavía no lo he terminado con la campaña offline pero no quería dejar pasar la oportunidad para comentarlo y dar algo de envidia también.
En muy pocas ocasiones las primeras impresiones son acertadas; lo mejor es no conferirles demasiada importancia.
No hay mayor nostalgia que la que se siente por aquello que no nos hemos atrevido a hacer. Recuerda, más vale fracasar por no haberlo conseguido que por no haberlo intentado.