Cuando tu propia familia reniega de ti, tienes un problema.
Es curioso cómo puedes conseguir información sin proponértelo, de la manera más espontánea y en la situación más inesperada.
Es duro decir esto, pero es la verdad: lo único que echo de menos de cuando estaba contigo es a tu familia. El resto es polvo que se lleva el viento, como las palabras.