—No puedes ni imaginar la cantidad de recuerdos que evoca en mí esta figurita. Es por eso que te doy las gracias por el regalo, pero no te puedo negar que tengo miedo de que me vuelvan a secuestrar como ya ocurrió tiempo atrás. No te sientas culpable, no quiero que te sientas mal, pero creí que era justo que lo supieras.
—Yo… Lo siento, de verdad. Lo vi, me encantó y pensé que era perfecto para ti…
—No seas boba, si tienes que sentir algo que no sea el haberme regalado la figura. Me gustó mucho y te lo agradezco, de verdad.