Si hay algo que es superior a mí es andar cual cobrador del frac pidiendo lo que se me debe. Es me da una vergüenza extrema, pero no por mí, sino por la otra persona, lo que se conoce como vergüenza ajena. Será que a mí me gusta tener las cuentas claras, y no sólo en lo monetario sino en cualquier débito que tenga.
De todas maneras, también depende de la persona. Por ejemplo, una promesa de devolución vale más o menos, tiene más credibilidad o menos, dependiendo de la persona que la haga. No obstante, hasta que no tengo en mis manos lo que se me debe no puedo borrar la deuda.