Anoche soñé que paseábamos de la mano por un patio interior lleno de columnas y con un jardín exótico y frondoso. Tú llevabas un vestido de seda que no enseñaba nada pero insinuaba mucho de tus formas. De pronto te paraste y me abrazaste, colocando tu mejilla contra la mía y susurándome algo al oído. En realidad no sé si me dijiste algo o simplemente era tu respiración, sólo recuerdo que un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
Me desperté tembloroso, eran las 6 y pico de la mañana y tenía frío, porque me había acostado sobre la cama sin abrigarme y al llegar la hora previa al amanecer mi cuerpo se había resentido. Me tapé rápidamente con la sábana con la esperanza de volver a recuperar mi sueño contigo, pero no llegó. Lo último que recuerdo era la sensación de vacío y pena por no tenerte a mi lado.