Ayer me regalaron algo que me llegó de verdad. No me importa que fuera por compromiso, una mentira piadosa, me da igual… La inocencia del momento me hizo sentir pletórico.
– Sólo quería darte las felicidades por ser el día de los enamorados, una bobería al fin y al cabo, porque uno se está enamorado todos los días y debe demostrarlo continuamente, pero bueno…
– Muchas gracias nené , muchísimas felicidades para ti también.
– ¡Yo no tengo un amorcito que corresponder! Jajaja, gracias de todas maneras.
– Pero tienes un gran corazón que dar.
– ¡Ñu, ahí ahí sí que me diste!
Lo dicho, pletórico.