Recuerdo una vez que me estaba tomando una cerveza con [E] y las amigas de la facultad. No me acuerdo quién comentó algo sobre las burbujas de la cerveza y en uno de esos arrebatos que me dan a mí les conté la [interesante] historia del ácido carbónico. Todo el mundo se quedó pescando, no sé si por efecto etílico, por lo improviso de la situación o porque no se enteraron una mierda de lo que les estaba diciendo. Pues bien, la noche de la cena de empresa me acordé de la anécdota y en un arranque de espontaneidad solté lo siguiente:
Busco una chica con la que pueda hablar sobre la constante de disociación del ácido carbónico mientras estamos de fiesta tomándonos una copa.
Este es un ejemplo de las perlitas que suelto cuando me entra la bobería. Por suerte mi compi [M], que atendía a las clases de Química, pilló por dónde iba el tema y su contestación fue una confirmación de mis sospechas:
Pues lo tienes jodío, ¿eh?
Ya lo sé, ya lo sé…