Lo que escribo es para mí, no lo hago porque lo vaya a leer alguien en especial, aunque no puedo evitar imaginar que lees mis palabras.
He exigido una escisión voluntaria pero, incluso así, cada vez que salgo tengo miedo de encontrarte, tengo miedo de la reacción que puedas provocar en mí cuando nos veamos. Quizás por eso te busco cada noche para que yo pueda verte y tú a mí no, sólo para poder huir a tiempo antes de resquebrajarme.
Cada noche antes de dormir le pido una tregua a mi mente, le pido piedad para que me permita conciliar el sueño sin maltratarme con esos pensamientos y no permita que en mis sueños aparezcas tú.