Histórica y culturalmente siempre se ha establecido que en una relación el hombre siempre debe invitar a la mujer, ya sea al cine, tomar algo o almorzar. Parece que si un hombre no paga la cuenta queda mal, que es un caradura o, incluso, un vividor a costa de su pareja.
Pues no, yo he invitado y me han invitado, y no ha habido ningún tipo de problema en ese aspecto. Incluso he pagado a medias y en ningún momento me he sentido extraño. Así que a partir de ahora todo el mundo a pagar, que no sólo los tíos tenemos dinero.