Últimamente he estado algo ocupadillo y paro muy poco tiempo en mi casa, sólo para repostar combustible [comer] y dormir. Salgo del trabajo, almuerzo, voy a casa de doña [C], luego a casa de la abuela de [I] a tratar a su tía, después a la óptica, a continuación a mi casa, ceno y de ahí a casa de [J] a echarme unas partiditas al Risk. Al terminar vuelvo a mi casa, me acuesto y al día siguiente lo mismo.
Lo de la óptica es porque estaba haciendo unas pruebas para las lentillas, pero se ve que incluso con las que tienen características avanzadas como airbag de serie y cierre centralizado se me resecan demasiado los ojos, más incluso que con las antiguas. Supongo que tendré que ir al oftalmólogo para que me haga una prueba de lágrima a ver si segrego suficiente como para mantener hidratadas las lentillas.
Bueno, pues esta ha sido mi tónica desde la semana pasada que empecé de nuevo a trabajar. Por ahí pueden decir que es monótono, pero como hago lo que me gusta pues no me resulta tan pesado. Lo peor son las horas después del almuerzo, que justo entra la modorra cuando me tengo que ir otra vez. Es en esos momentos cuando tengo que echar mano de mi fuerza de voluntad para no irme a la cama a dormir.