Y pensar que yo estuve ahí… Antes de avergonzaba pero es que ahora me dan arcadas, sólo con imaginar los que han pasado por ahí antes y después que yo. No sé en qué demonios estaba pensando, es más, no sé si pensaba en aquellos momentos. Como diría Vicente Aro con esa voz de whiskero fumador, «¡Qué bonito! ¡Qué assssco!«.