Recientemente ha habido un llamamiento multitudinario para un macro-botellón a nivel nacional. Las autoridades han hecho todo lo posible para evitarlo en las comunidades donde está prohibido beber en la calle, pero en Andalucía, la sede de la iniciativa del macrobotellón, sí se permite así que se han reunido ±20000 personas para llenar de mierda y de basura un descampado mientras se han destrozado los hígados. Que cada uno haga lo que quiera mientras que no viole los derechos de los demás, pero eso de dejar toda la porquería por ahí tirada como que no.
También son censurables los ataques violentos que han habido en algunas ciudades, rompiendo cristales, cabinas telefónicas, incenciando contenedores, agrediendo a los policías… Eso es lo malo, que algunos aprovechan la mínima para desahogar sus deseos vandálicos y no es cuestión.
Lo dicho, que si quieren destrozarse las células hepáticas, es cosa de cada uno y su salud. El problema viene cuando van a la Seguridad Social a curarse de sus males y las consecuencias de sus vicios. Moderación y responsabilidad, eso es lo importante.
Cuando el hombre mea y no suelta espuma
es porque le falta tinta a la pluma.
Más vale ser borracho conocido que alcohólico anónimo.
Dos frases de propina, venga.