Mira qué hora es y yo aquí pensando en ti. No sé qué querías de mí y aún sigo sin saberlo. Demasiado mimada y consentida has estado durante años como para llegar a ser humilde alguna vez y aceptar lo que hiciste. Nunca reconociste nada porque siempre es más fácil echar la culpa a los demás de los problemas que afrontarlos tú misma. No todo fue mal entre nosotros, hubo un tiempo en el que lo pasé muy bien pero luego se estropeó todo. Si me ves por ahí, ¿seguirás tan cobarde como siempre? ¿Harás como que no me has visto y seguirás de largo? A veces creo que perdí el tiempo… Otras veces lo sé con certeza.