Hacía tiempo que no hablaba hacia el cielo desde aquí debajo. Ya ni recuerdo la última vez que lo hice, y tampoco me acuerdo sobre qué hablé. Eran tiempos distintos, eso sí lo sé, aunque no sé si mejores o peores, pero en realidad eso da igual. En el momento puedes tener un juicio sobre algo y luego con el tiempo, al compararlo con otras cosas, resulta ser de otra manera. Las cosas cambian, para bien o para mal, porque estamos en un mundo dinámico y tenemos que seguir sus reglas de movimiento y no aferrarnos a lo estático. Ya estoy desvariando otra vez…
¿Qué tal te va todo? Por aquí creo que va todo bien, aunque todo es mejorable, ya sabes. Yo espero que te vaya todo bien, aunque si no es así tampoco hay que preocuparse. Si tiene solución, ¿por qué te preocupas? Y si no tiene solución, ¿por qué te preocupas? No sé qué decirte, es que hace tanto tiempo que no hablo contigo… Bueno, sí, aunque son las típicas conversaciones que no tienes mucho que decir, o no quieres hablar, o algo parecido. Conversaciones sin conversación, se podrían llamar… No sé si es que [siempre] es mal momento para hablar o no tienes ganas de hablar. Yo por si acaso, no te voy a importunar, así que si un día tienes ganas de decirme cualquier cosa ya sabes…
Ay, la distancia… «Dicen que la distancia es el olvido». Ahora que lo recuerdo, ¿has escuchado la canción de Caetano Veloso, la de «La barca»? Es preciosa. Escúchala cuando tengas tiempo, y si quieres, claro está. Ah, espera, si no te la quieres bajar puedes leer la letra aquí, aunque siempre recomiendo escuchar la canción, porque el tono, la forma de cantarla y el acompañamiento de la guitarra hacen mucho.
Bueno, no sé qué más decirte… Un día, cuando hablemos, te contaré alguna que otra batallita o cualquier cosa que me haya ocurrido hasta la fecha, ya veremos. Bueno, me voy a dormir que ya es hora.