Llegaste para volverte a ir, pero al menos fue un momento de conversación muy agradable. Te enseñé lo que escribí, y con vergüenza. Esta noche no puedo esperar a la hora de insomnio que es cuando mi parte onírica toma el control y sale de mí la escritura automática. Mañana me voy a trabajar, temprano en la mañana, y no puedo trasnochar más de lo que lo he hecho. Tú estarás de fiesta con tus amigos y es que sé que no debo ser tan egoísta, pero me gustaría estar contigo a solas, toda tú para mí nada más. No hace falta hablar, con el silencio y nuestra mirada nos comunicamos, y sabemos que cuando acabe nuestra silenciosa conversación las acciones calladas se apiadarán de nosotros.
Tengo sueño, pero no el suficiente como para estar inspirado. Es posible que al sentirte más cerca esa parte triste de mí no salga a flote para llorar sobre estas líneas. No, no estoy para escribir bellas palabras como aquella noche, así que me retiraré a soñar y a dormir, a soñar que duermo, a soñar que vivo, a soñar que puedo vivir mi sueño.
Muchos soñamos con una vida mejor… Es por eso que sueño contigo.