Ideas preconcebidas

Un error común a todas las personas que se encuentran sin pareja es que tienen la idea preconcebida que el resto del mundo también se halla en la misma situación, sobre todo cuando ven a un chico o una chica que les atrae. Cuando tienes pareja te da la sensación que todas aquellas oportunidades que no tuviste de soltero comienzan a llegar de pronto. Basta con que busques algo de manera desesperada para que no lo encuentres por ningún lado, como cuando no sabes dónde están las gafas de sol y de pronto las encuentras un día en el sitio más inesperado.

El hecho que una chica ligue una noche no tiene ningún mérito. No hace falta que sea una modelo, ni siquiera que posea una belleza deslumbrante, tan sólo basta con que esté tres minutos sola para que comiencen a revolotear a su alrededor tíos como abejorros atraídos por el néctar de una flor. Ella siempre tendrá la última palabra y la última decisión, como si se tratase de una subasta en la que se adjudica la pieza al mejor postor y, en ocasiones, nadie se lleva el premio.

Un tío, cuando se acerca a una chica inmediatamente tiene que comenzar a luchar contra una serie de prejuicios preestablecidos, a menudo causados por las conductas de otros tíos y que ya forman parte de una conciencia común a todas las mujeres. Comienza entonces un forcejeo, un intento de mantener una conversación minuciosamente estudiada para que, por una parte, no dé lugar a malentendidos acerca de las intenciones del muchacho y, por otra parte, intentar escapar de los tópicos y temas más manidos presentes en la mayoría de los intentos de acercamiento.

En igualdad de oportunidades no todos tenemos las mismas posibilidades.

Prejuicios

Prejuicio Hay que ver, lo que uno se pone a pensar a estas horas de la mañana antes de ir a trabajar. Alrededor nuestro hay un sistema de prejuicios y falsas apariencias que hacen creer a los demás que nos conocen incluso antes de habernos presentado, pero esta urdida trama no es mala en absoluto. Nos permite mantener alejados a aquellos que creen en esos prejuicios y falsas apariencias de nosotros, gente que juzga y encasilla a los demás. De esta manera, sólo los que no creen en esas falacias se acercan a nosotros.

Vamos, que en realidad nos sirve a modo de criba, aunque hay veces que no funciona y siempre se cuela alguien. Pero ahí radica la parte interesante de conocer a las personas, adivinar si tienen valor para nosotros o no. Aunque claro, también puedo estar equivocado y estoy negando la posibilidad de hacer cambiar a las personas del primer grupo para que abandonen sus falsos juicios y me conozcan tal y como soy.

Pero no, no soy así. Si piensas que soy un […] antes de conocerme prefiero que sigas pensándolo hasta que te des cuenta que no lo soy o hasta que acabes por confirmar que lo soy. También puede suceder que en un principio no pienses que soy un […] y luego te des cuenta que sí lo soy, pero en tu mano queda que le pongas remedio intentado cambiarme o mandándome a la mierda. Mientras tanto, yo a mi bola y cada uno con sus juicios.