Reflexiones e inflexiones

Il Colosseo de nocheHay demasiadas cosas que intentar cada día de nuestra vida, y en el camino surgen problemas aparentemente sin solución. Muchas veces te caes y ves el suelo tan cerca, con tantos problemas de repente sobre tu espalda, que parece que no tienes fuerzas para levantarte.

Pero no puedes dejar que te retengan, no puedes dejar que te obliguen a arrastrarte por el suelo.

Cada día, en cada momento, tienes nuevas razones para reflexionar sobre esos problemas. Puedes quedarte con ellos y que te hagan llorar, o puedes obligarte a continuar, darte cuenta que en realidad están ahí para ser superados y ayudarte a mejorar.

Pero otras veces reflexionamos, no porque tengamos problemas, sino porque tenemos dudas. Y observamos, y analizamos, y recapacitamos, pero no encontramos solución. Y entonces pensamos, ¿realmente es importante? ¿Realmente vale la pena?

Es entonces cuando el valor de esa duda se hace patente y, si realmente merece ser resuelta, usaremos nuestra energía para salir del fango de la incertidumbre. Pero, si por el contrario, el rédito del esfuerzo es pírrico, simplemente haremos acopio de la fuerza cimentada en la indiferencia. Y la duda no será más que otra pregunta que se llevará el viento del tiempo y el olvido.

Cada día, en cada momento, puedes tener un punto de inflexión. Es en ese momento en el que te das cuenta que no te pueden mantener abajo, no puedes permitir que te empujen y te hagan caer, no te pueden retener y no dejarás que lo hagan.

Porque cada vez que escales una montaña o nades contra la corriente que te arrastra a las profundidades tendrás una nueva experiencia de la que aprender, y te volverás más fuerte.

El camino

CaminoEl camino es un proceso.

Y te duele cuando llevas tanto tiempo caminando, pero sabes que llegarás a la meta y podrás descansar. Y al día siguiente de nuevo te levantas temprano, con la ilusión de llegar hasta la próxima parada, con el frío de la mañana, y el viento con la lluvia que parece que corta tus manos y tu cara. Pero estás caminando, hacia delante, y aunque a veces sea una inercia la que te mueve, sabes que es la dirección correcta.

El camino es superación.

Porque te duelen los hombros de cargar tus pesares, te duele la espalda de idas y venidas, te duelen las piernas de subidas y bajadas, o te duelen los pies de las piedras que encuentras. Porque a veces no tienes ganas, y quieres dejarlo. Pero no puedes abandonar, porque estás en medio de la nada y lo único que puedes hacer es seguir moviéndote. Porque quieres llegar, sea donde sea, pero un poco más allá, un poco más lejos, o un poco más cerca.

El camino es la compañía.

Y alguien te pone una mano en el hombro. Porque en el camino tienes a alguien, a quien sigues o te sigue, delante, detrás o a tu lado. Pero tú la has elegido, y ella te ha elegido a ti. Tu bastón es esa persona, y para esa persona tú eres su bastón. Y te pide perdón por ir tan despacio, y otras veces te jalea para que tú andes más rápido, y otras veces os sentáis al margen a ver pasar el tiempo al calor de un café con leche y un bocadillo de tortilla. Juntos el camino es distinto y no querrías hacerlo con nadie más.

LlegadaEl camino es la experiencia.

Porque el andar no es sólo la distancia, o el tiempo, o la sucesión de flechas amarillas que marcan el recorrido. Porque no es sólo la tierra y el barro que pisas, o el paisaje verde ondulante, o el cielo gris que amenaza con descargar su ira. También lo son el resto de momentos que transcurren entre etapas, los descansos, las duchas, las comidas, los ruidos y los ronquidos que no te dejan dormir.

El camino son muchas cosas que no se pueden explicar. Y da igual cómo consigas llegar al final porque, si no lo has disfrutado, tu camino ha sido en vano.

El camino es la vida. La vida es el camino. Y ambos hay que vivirlos.

La ausencia como compañía

Nueva Plaza de España [IV]No es fácil estar lejos, ser extranjero en tierra extranjera. Un animal acuático lejos del mar, un molino de viento sin su alisio, un cuerpo frío que no entra en calor. Pero como un navegante que no conoce su rumbo en la noche, miro al cielo buscando una estrella marcando el camino.

Y te encontré.

Cada vez que pensaba en ti, antes de que llegaras, te echaba de menos. Cada vez que tú o yo salíamos de la cama, extrañaba tu piel.  Y antes de cada despedida anunciando que te marchabas de mi lado, anticipaba el sabor de tu partida.

Me preguntaste si lo iba a hacer y te dije que no. Te dije que no iba a llorar, y no lo hice por ti, por no hacer del adiós algo aún más difícil. Y tú tampoco lloraste, aunque en tus ojos veía ese particular brillo que acompaña a la tristeza. Lo sabes y lo sé, las ganas estaban ahí y las lágrimas brotaban hacia adentro, hacia ese espacio entre el alma y el corazón.

Otra vez me acompaña tu ausencia, los días y las noches, y de nuevo en amaneceres en que mi pequeña cama parece un palacio vacío, sin un calor que encienda su fuego.

Hasta que yo vaya a ti o tú vuelvas a mí, y nuestras ausencias se hagan de nuevo compañía mutuamente.

Pensamiento del día

Es en las situaciones desesperadas cuando sale a relucir a verdadera naturaleza humana

Siempre ocurre lo mismo, quien está dentro desea volver a salir y quien está fuera ansía poder entrar.

Nunca escupas hacia arriba, nunca mees en contra del viento, nunca digas de este agua no beberé, nunca digas que esta es la última vez, y sobre todo nunca digas nunca.

Quisiera

Tutorial - after

¿De qué sirve querer algo si no se hace nada por conseguirlo? Es un deseo suspendido en el aire que va consumiendo poco a poco lo que hay a su alrededor, como una estrella que brilla cada vez con mayor intensidad y puede llegar a quemar.

Quisiera callar a veces de pronto nuestras conversaciones
usando mis taimados besos y caricias como coartadas,
componiendo con tus suspiros una sinfonía de placeres,
escribiendo con mi boca canciones en tu cuello y tu espalda.

Quisiera ser para tu erótica música ese baile sensual,
acaso pincel que regala sueños de colores a tu lienzo,
mientras tus uñas rasgan el frágil velo que protege mi piel
y mis dientes señalan en tu mapa la equis de tu tesoro.

Quisiera ser ese lunar que me tienta caprichoso y travieso
para así permanecer más cerca de tus labios y tu sonrisa,
y hacer que mis dedos se enredaran entre tu pelo revoltoso
como riendas en las manos del jinete que cabalga aprisa.

Quisiera verte cimbrear las formas que bajo tu ropa siento
igual que la caña de azúcar que bajo la fiera tempestad
se mece, se dobla y después del impetuoso azote del viento
se revela tan dulce para reclamar de nuevo su lugar.

Quisiera ser para ti esa lluvia de tibias gotas saladas
que se atreve a caer perlando todo tu cuerpo de sudor
y consigue inundar tus pensamientos con húmedas promesas
en una tormenta apasionada de placeres sin pudor.

Quisiera naufragar en tu océano de impetuosas corrientes
para aferrarme a tu pecho como aquel marinero perdido
que crea una balsa con los restos del que fuera su navío
para finalmente en los bajíos de tu cuerpo quedar varado.

Quisiera permanecer en la frondosa isla de tus encantos
y convertirme por un sortilegio en un pequeño colibrí
para libar el acaramelado néctar, siempre volando,
de esa flor tropical tan celosamente guardada en tu jardín.

Quisiera conseguir dejar de soñar con todas estas cosas
pero me es imposible porque toda tú eres una fantasía,
figura retórica e inspiración de mis versos y mi prosa,
la viva imagen de mis anhelos, todo lo que mi cuerpo ansía.

Sin embargo, ¿de qué sirve querer escapar si no se puede hacer nada por evitarlo?

Pensamiento del día

bloody lips

Mis labios sangran y están resecos, y todo por falta de besos.

La distancia es como el viento, aviva los grandes fuegos y apaga los pequeños.

I’m beautiful and special and I think it’s about time to tell you this. I’m gonna be the best me that I know how to be.