Pensamiento del día

La historia la escriben los ganadores; es por eso que no existe una realidad única.

A veces tan sólo se trata de aceptar que debemos perder algo o a alguien en el camino; nos quedará el consuelo de saber que, a pesar del dolor y el sufrimiento de esta separación traumática, nos llevará hacia algo nuevo.

Nadie es feliz durante todos los momentos de su vida pero se puede hacer un recuento de esos instantes y comprobar cuál es el resultado; si la conclusión es que las situaciones negativas superan en número a las positivas, entonces es el momento idóneo para comenzar el cambio.

Pensamiento del día

La naturaleza caprichosa de la inspiración hace que aparezca en los momentos más inesperados.

Hoy en día hay demasiada inteligencia superficial.

Tal vez la madurez y el romanticismo sean incompatibles; el romanticismo es demasiado infantil y la madurez es demasiado débil.

Pensamiento del día

Compartir un amanecer o un anochecer hace que se conviertan en momentos mágicos dependiendo de la compañía.

Todo el mundo tiene un precio, y a veces su precio es tan bajo que pueden ser comprados con dinero.

La mentira es una forma de crear en la mente de los demás una ilusión de aquello que desearíamos que creyeran pero que no concuerda con la realidad.

Pensamiento del día

No trates de parecerte a nadie, tan sólo intenta ser tú mismo.

Quien tiempo tiene y tiempo espera, tiempo vendrá en el que quiera y no pueda.

Todas las relaciones interpersonales son para disfrutarlas, no para sufrirlas. Si alguna vez una persona te hace sufrir no quiere decir sino que es importante para ti, pero si en una relación los momentos de sufrimiento se dan más a menudo que los de satisfacción debes tomar una decisión al respecto; si no lo haces y te dejas llevar seguramente llegue el momento en el que quieras reaccionar y ya sea demasiado tarde.

Revisando la memoria

Fresco y limpioA veces me pongo a rebuscar el mi baúl de los recuerdos particular que es Liberitas y me encuentro frente a frente con mensajes del pasado que dejé escritos como vestigios de un tiempo pretérito. Hay algunos que, bajo mi subjetivo punto de vista, son muy buenos, tanto literariamente como por el contenido; también hay otros que ahora mismo no se me ocurriría publicar pero es lo que tiene escribir pensamientos, no siempre estamos de acuerdo con nosotros mismos. Pero no son solamente fragmentos de pensamientos sino además pequeñas esencias de emociones y sentimientos que los acompañaban el aquel momento.

A menudo recuerdo el mismo instante en el que lo escribía, y las circunstancias que me inspiraron y abocaron a plasmar lo que pensaba a través del teclado. Hoy en día provocan en mi distintas reacciones, a menudo es la indiferencia la que hace acto de presencia pero, en contadas ocasiones, aparece la nostalgia en forma de frases como «si hubiese sabido lo que estaba por llegar» y otras por el estilo. Tengo bien claro que el pasado es inamovible y no me arrepiento del noventa y cinco por ciento de las acciones que he llevado a cabo, pero siempre queda ese cinco por ciento restante que pulula por ahí y alguna vez sale a relucir.

Ayer, sin ir más lejos, encontré uno de esas dosis de recuerdos que me transportó oníricamente hasta el momento en el que comenzaba a conocer a esa chica. Hablaba de cosas tan banales como sus ojos y sus labios, que incluso hoy en día sigo considerando como bellos, lo que me hizo sufrir una serie de saltos espacio-temporales en los que primero estaba en aquella noche en la que nos besamos por primera vez, luego me encontré en un momento eroticofestivo de pasión y lujuria desenfrenados y, por último, en la habitación oscura en la que mantuvimos la conversación que sería el final de nuestra relación.

Las dos primera situaciones despertaron en mí la nostalgia que provocan los recuerdos agradables cuando aparecen en momentos de estado anímico bajo pero, sin embargo, la última me resultó tan anodina e indiferente que lo único que consiguió fue reforzar la sensación triunfal de haber hecho lo justo y necesario.

Pero claro, este es sólo un ejemplo, no siempre se obtienen los mismos resultados.

Pensamiento del día

Algunas opciones simplemente están fuera de nuestro alcance, pero vale más tener un corazón roto que no tener corazón.

Me duele la cabeza de tanto pensar y recapacitar. Me duele el corazón de tanto latir y sentir. Me duelen los pies de tanto andar y saltar. Me duelen los dedos de tanto tocar y acariciar. Duele, luego existo.

¿Sabes cuando el corazón late de manera tan intensa que notas su fuerza en el pecho, golpeando furiosamente contra las paredes de su cárcel? ¿Sabes cuando te sientes tan lleno de energía que nada ni nadie podría hacerte descender al abismo? ¿Sabes cuando el árbol enraizado en tu interior que creías seco vuelve de nuevo a brotar? Si conoces esos momentos no los dejes pasar como las hojas que son arrastradas por el viento, disfrútalos siempre completamente. Cuando tu corazón se detenga en el hielo, cuando te sientas morir mientras caes de rodillas o cuando veas cómo tu savia se torna ámbar en tus venas, entonces recordarás todas esas sensaciones, que una vez estuviste vivo, y volverás a luchar para recuperarlas.