Idealista

playa

Llegué a tu playa cual náufrago de océanos pesarosos para acabar varado entre tu pelo y las dunas de tu cuerpo. Me diste de beber de las frescas aguas del manantial de tus labios y probé los más exquisitos frutos que me ofreció tu piel. Descansaba del sol abrasador del verano cobijado por tu sombra, observando cómo te cubrían las olas de tus sábanas. De noche, miraba las estrellas de tus ojos apoyado en el suave tronco que eran tus muslos. Luego dormía arrullado por la suave brisa de tu respiración y me despertaba el frío del alba cuando tus brazos no me abrazaban.

Tus dedos se enredaban entre mis suspiros y yo susurraba una canción tejida con palabras juguetonas, mientras nuestros cuerpos bailaban un tango de pasión. Conversábamos largo y tendido con nuestro silencio, observándonos vestidos con nuestra desnudez, dejando volar pensamientos. ¿Comprendes ahora por qué soy un idealista? Sólo existes en mi imaginación mientras tú sueñas conmigo en algún lugar, esperando que la causalidad nos una.

Anoche soñé contigo

cabrera pintoAnoche soñé que paseábamos de la mano por un patio interior lleno de columnas y con un jardín exótico y frondoso. Tú llevabas un vestido de seda que no enseñaba nada pero insinuaba mucho de tus formas. De pronto te paraste y me abrazaste, colocando tu mejilla contra la mía y susurándome algo al oído. En realidad no sé si me dijiste algo o simplemente era tu respiración, sólo recuerdo que un escalofrío recorrió todo mi cuerpo.

Me desperté tembloroso, eran las 6 y pico de la mañana y tenía frío, porque me había acostado sobre la cama sin abrigarme y al llegar la hora previa al amanecer mi cuerpo se había resentido. Me tapé rápidamente con la sábana con la esperanza de volver a recuperar mi sueño contigo, pero no llegó. Lo último que recuerdo era la sensación de vacío y pena por no tenerte a mi lado.

Pensamiento del día

cold

Supe qué era el frío cuando conocí el calor.

Aguas fecales no mueven molinos [o algo así era…].

El primer secreto se basa simplemente en saber que eres único. Eso te hace especial. Lo que te separa de ser pedante es saber que los demás son igual de especiales que tú, y ese es el segundo secreto.