Inconexus (y II)

¿Por qué culpas al espejo si no te gusta lo que ves?

Llegaste a mí para ponerle música a la puesta de sol y calor a la oscuridad de la noche.

Me llenas de tanto bien que me hace mal.

Cada palabra tuya es un sutil puñal que desgarra el silencio de mi mente.

Deja escapar los recuerdos que dejaste sobre mi piel y mis labios.

La vida es larga y dura… ¡¡Chúpame la vida!!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.