Las ganas de jugar

Rambo croupier [y II]No es mi primera vez, y no puedo prometer que será la última. A veces ocurre que de pronto aparece un nuevo tablero, unas nuevas combinaciones, unas nuevas cartas.

Y sientes que tienes que jugar.

Puedo aprender a jugar, y lo tomaré como un reto para mí y contra mí, nadie más. Jugaré hasta intentar dejar de ser un principiante en estos menesteres, pero no aseguro que llegue a ser bueno. Tampoco aseguro que le ponga mucho empeño, o que quiera ganar o que simplemente quiera perder, porque puede que me canse y pierda el interés.

Porque no es ludopatía; que me guste jugar no significa que sea una necesidad.

Soy un tío raro, siempre apuesto al todo o nada. Soy de esos que funcionan en base a causas y efectos, o causas y consecuencias, y por eso me gusta tanto conocer las reglas. Y es también por eso que exijo que todos los jugadores las cumplan, o abandono la partida.

Y si la partida es entre dos, si uno se marcha entonces se acabó el juego. Esa puede ser la única jugada ganadora, para no perder el tiempo.

El problema de la igualdad

El descansoA veces mantengo conversaciones realmente inquietantes, que tienen la capacidad de hacer temblar el terreno sobre el que piso.

Tu problema es que te basas demasiado en la igualdad entre hombres y mujeres, y la realidad es que en absoluto somos iguales. Yo, como mujer, espero que la iniciativa surja de ti como hombre. De otra manera, sería como rebajarme y mi ego no lo permitiría.

Tal vez ese sea uno de tantos problemas que arrastro conmigo y que, al fin y al cabo, son los que me definen. Creo en que el interés, en el caso de existir, debe ser demostrado por las partes implicadas en una relación interpersonal sea del tipo que sea e independientemente del sexo. Esperar a que otra persona tome la iniciativa como si se tratase de algún tipo de partida de un juego por turnos me parece una actitud poco pragmática. Si realmente quieres llevar a cabo una acción lo ideal sería no estar dependiendo de terceras personas para actuar porque, de esta manera, puede ocurrir que nunca suceda.

No lo sé, ¿qué más se puede añadir al respecto? Parece ser que para ciertas personas la reciprocidad está sobrevalorada… Para mí no, y es por eso por lo que cuando no observo un interés mutuo me aburro y opto por dejar de perder el tiempo. Al menos me queda el consuelo de haber fracasado en mi empeño por no haberlo conseguido pero no por no haberlo intentado.

Pensamiento del día

Dejé mi corazón en Islandia.

Cuando cada día tienes una nueva inspiración para continuar ampliando una historia quiere decir dos cosas. La primera es que tal vez nunca termines de escribirla. La segunda es que al acostarte habrás aprendido algo más.

No todo es cuestión de estrategia, saber dónde mover las fichas en las distintas partidas de ajedrez con las que nos reta la vida. A veces debemos pararnos a pensar por qué y para qué jugamos. En ocasiones nos daremos cuenta que es preferible retirarse y perder la partida que jugarla para perder el tiempo y la vida.