Pensamiento del día

La bodega de La Reciclada

Cada vez que tengas un problema piensa en otro más grave, entonces te darás cuenta que no es tan importante.

Exprésate adecuadamente, puede que no resultes más atractivo pero al menos tu mensaje será más claro.

Lo de las mariposas en el estómago es una estupidez; si fuese así, los camaleones estarían todo el día enamorados.

Pensamiento del día

Güímar

Con un buen plan hasta una montaña puede caer a tus pies; será que a mí no se me da eso de planear.

Algunas personas son como los carteros, no tienen ni idea de los mensajes que transmiten.

Los borrachos y los niños siempre dicen la verdad; las borrachas y las niñas te mentirán la mitad de las veces.

Pensamiento del día

Si tienes algún mensaje importante que transmitir llévalo tú mismo hasta su destino.

Hay tareas que si quieres que salgan bien sabes que no puedes dejarlas en manos de otros.

Tu manera de actuar con los demás es lo que condiciona qué clase de personas son las que te rodean.

Usos comunes de una red social

Ese dorado néctarDespués de un minucioso e intensivo proceso de recogida de datos, en el departamento de investigación de Liberitas hemos logrado sintetizar algunos patrones de comportamiento de los usuarios de las redes sociales más populares. Una advertencia, si usted es de esas personas sensibles que se sienten heridas con facilidad o simplemente no entiende un carajo de sarcasmo le aconsejamos que pruebe a leer un cuento de Disney antes que continuar leyendo este post. Sin acritud.

Otra cosa, hemos seleccionado la imagen de este post intencionadamente porque en el departamento nos gusta a pesar de no tener nada que ver con el tema.

¿Esto no era una página de contactos? Vaya timo, aquí no hay manera de ligar.

No me gusta la soledad, por eso invento amistades virtuales para sentirme en compañía o simplemente regodearme en la soledad de los demás.

Soy incapaz de superar mis antiguas relaciones de pareja, así que paso el tiempo controlando cada uno de sus movimientos; de otra manera me podrían denunciar por acoso.

Tengo una afición patológica al voyeurismo, me encanta conocer cualquier detalle de la vida de los demás porque, en el fondo, mi vida está tan vacía que trato de llenar los huecos con esos fragmentos de información ajena.

Tengo algo que decir y me gustaría que todos mis amigos lo supieran, porque doy por hecho que tienen algún interés en dedicar su tiempo a leer lo que escribo. Además, si comentan algo al respecto no harán sino reforzar mis ansias de atención.

Estas fotos son de la última actividad que llevé a cabo, donde se puede observar mi cara de satisfacción, aunque puede que en realidad no me lo haya pasado tan bien como trato de aparentar. La cuestión es que estuve ahí, eso es lo verdaderamente importante, el resto es secundario.

Me gusta compararme con el resto de mis amigos porque así puedo sentir que he triunfado mientras que ellos son unos fracasados. Eso sí, si encuentro que a alguno de ellos le va mejor que a mí entonces lo elimino de mi lista, no me gusta la gente que va alardeando por ahí de sus éxitos.

Conocí a alguien la pasada noche que salí de fiesta y me ha agregado a su lista de amigos, pero si veo algo en su perfil o en sus fotos que no me guste prometo que pulsaré el botón de eliminar. En mi lista sólo tengo amigos con cierto poder adquisitivo o atractivo físico, el nivel cultural no me parece tan importante.

He publicado este enlace porque tiene alguna importancia para mí; en realidad lo hago porque posee algún mensaje que quiero transmitir pero no tengo en cuenta que todo ello surge de mi propia interpretación, que es totalmente subjetiva y probablemente muy poca gente coincida conmigo o le parezca interesante en lo más mínimo.

Tengo alguna opinión acerca de ti pero soy tan cobarde que mi manera de hacértelo saber es mediante este mensaje impersonal con destinatario indeterminado, para que no sepas si realmente lo he escrito para ti o para otra persona. No obstante, esto no es más que una absurda manera de engañar a mi conciencia para tratar de aplacar la ansiedad que me provoca tener estos pensamientos que guardan relación contigo y no me atrevo a decírtelos directamente.

Voy a colocar una foto en mi perfil sacada desde algún ángulo extraño, alguna que haya pasado por filtros de edición digital de imágenes, alguna en la que muestre alguna parte específica de mi cuerpo o simplemente una foto en la que no se noten mis defectos anatómicos. De esta manera me promocionaré y conseguiré que mi autoestima suba cuando comience la avalancha de peticiones de amistad, cosa que no ocurre en la vida real. Si no funciona, tendré que buscar otra foto más sugerente que cumpla los requisitos.

Revisando la memoria

Fresco y limpioA veces me pongo a rebuscar el mi baúl de los recuerdos particular que es Liberitas y me encuentro frente a frente con mensajes del pasado que dejé escritos como vestigios de un tiempo pretérito. Hay algunos que, bajo mi subjetivo punto de vista, son muy buenos, tanto literariamente como por el contenido; también hay otros que ahora mismo no se me ocurriría publicar pero es lo que tiene escribir pensamientos, no siempre estamos de acuerdo con nosotros mismos. Pero no son solamente fragmentos de pensamientos sino además pequeñas esencias de emociones y sentimientos que los acompañaban el aquel momento.

A menudo recuerdo el mismo instante en el que lo escribía, y las circunstancias que me inspiraron y abocaron a plasmar lo que pensaba a través del teclado. Hoy en día provocan en mi distintas reacciones, a menudo es la indiferencia la que hace acto de presencia pero, en contadas ocasiones, aparece la nostalgia en forma de frases como «si hubiese sabido lo que estaba por llegar» y otras por el estilo. Tengo bien claro que el pasado es inamovible y no me arrepiento del noventa y cinco por ciento de las acciones que he llevado a cabo, pero siempre queda ese cinco por ciento restante que pulula por ahí y alguna vez sale a relucir.

Ayer, sin ir más lejos, encontré uno de esas dosis de recuerdos que me transportó oníricamente hasta el momento en el que comenzaba a conocer a esa chica. Hablaba de cosas tan banales como sus ojos y sus labios, que incluso hoy en día sigo considerando como bellos, lo que me hizo sufrir una serie de saltos espacio-temporales en los que primero estaba en aquella noche en la que nos besamos por primera vez, luego me encontré en un momento eroticofestivo de pasión y lujuria desenfrenados y, por último, en la habitación oscura en la que mantuvimos la conversación que sería el final de nuestra relación.

Las dos primera situaciones despertaron en mí la nostalgia que provocan los recuerdos agradables cuando aparecen en momentos de estado anímico bajo pero, sin embargo, la última me resultó tan anodina e indiferente que lo único que consiguió fue reforzar la sensación triunfal de haber hecho lo justo y necesario.

Pero claro, este es sólo un ejemplo, no siempre se obtienen los mismos resultados.