Pensamiento del día

Al igual que los imanes, cualquier cosa siempre tendrá su lado positivo y negativo.

¿De qué sirve tener dinero si sólo lo usas para ahorrarlo y no para disfrutar con él de vez en cuando?

Es posible que el hecho de dejarse llevar nos ofrezca más satisfacciones a corto plazo pero no estoy demasiado seguro de que ocurra lo mismo a largo plazo.

Pensamiento del día

Todo lo demás es secundario, lo verdaderamente importante es que sea compatible.

No es lo mismo disfrutar de lo que haces que hacer lo que disfrutas.

Resulta demasiado triste que un país gaste más dinero en opciones bélicas que en dar servicios básicos a sus ciudadanos.

Feliz Sin Valentín (y II)

Lo he estado pensando mejor y, aún a pesar de posiblemente caer en la contradicción, creo que he dado con el regalo perfecto para el día de San Valentín: una patata, lo que pasa es que como soy canario por estas tierras llamamos a esos tubérculos «papa«. Tal vez haya quien piense que se trata de una broma, pero a continuación daré mis argumentos para tal afirmación.

Hay quien regala flores en esta fecha, rosas probablemente. Las rosas existen para ser bonitas pero no son muy útiles más allá de su belleza, simplemente están por ahí en un jarrón y, aunque las pongas en agua, probablemente se marchiten y mueran en un corto espacio de tiempo. Por eso, como símbolo del amor no cumple muy bien su cometido porque es como decir «mi amor por ti es transitorio y basado únicamente en tu apariencia».

Sin embargo, una papa no es que sea especialmente bonita pero es muy útil porque te sirve para cocinarla de muchas formas distintas y sabes que si la comes te alimentará. Además, por si fuera poco, una papa aguanta muchísimo más tiempo que las rosas sin estropearse. De hecho, si la dejas olvidada en el saco en lugar de pudrirse comienzan a salir raíces de ella. Ya sólo por eso la convierte en un buen símbolo, pero hay más: incluso la puedes utilizar para fabricar una pila con ella. Por eso, simboliza mucho mejor los ideales de una relación y del amor, dejando bien claro que lo más importante no es el aspecto sino la persona en su conjunto porque es como decir «existen muchas maneras en las que puedo demostrar mi amor por ti y no me importa si cambia tu exterior porque te seguiré queriendo».

No obstante, parece ser que en el día de San Valentín la gente necesita ver que la otra persona está alegremente dispuesta a prenderle fuego a su cartera y gastarse el dinero en algún regalo bonito pero inservible.

Hay personas que son como las rosas, poseen belleza exterior pero necesitan muchos cuidados y esperan admiración por mantenerse florecidas. Sin embargo, no importa lo que hagas porque tarde o temprano la belleza desaparece y te encontrarás con algo marchito en lo que has gastado demasiado dinero.

Otras personas, sin embargo, se parecen a las papas porque puede que posean belleza exterior pero su atractivo se basa precisamente en que son prácticas, son útiles, lógicas y, a pesar de todos los problemas, pueden germinar echando raíces con las que podrán crecer.

Ya sabes, cuando te acerques al mercado decide bien qué vas a comprar.

Pensamiento del día

Experimentar es algo que hacemos todos los días, por eso todos somos conejillos de indias en algún momento.

Viajar es una de las mejores maneras de aprovechar el dinero; invierte siempre en recuerdos y no en propiedades.

No pierdas la pasión por las cosas que haces porque ese detalle marca la diferencia entre disfrutar de ellas, simplemente soportarlas o directamente sufrirlas.

Desde la estepa

Esta Armanda, a la que hoy veía yo por segunda vez, sabía todo lo mío, no me parecía posible tener nunca ya un secreto para ella. Podía ocurrir que ella acaso no hubiese comprendido del todo mi vida espiritual; en mis relaciones con la música, con Goethe, con Novalis o Baudelaire no podría acaso seguirme, pero también esto era muy dudoso, probablemente tampoco le costaría trabajo. Y aunque así fuera, ¿qué quedaba ya de mi «vida espiritual»? ¿No había saltado todo en astillas y no había perdido su sentido? Todo lo demás que me importaba, todos mis otros problemas personales, éstos sí había de comprenderlos, en ello no tenía yo duda. Pronto hablaría con ella del lobo estepario, del tratado, de tantas y tantas cosas que hasta entonces sólo habían existido para mí y de las cuales nunca había hablado una palabra con persona humana. No pude resistirme a empezar en seguida.

–Armanda –dije–: el otro día me sucedió algo maravilloso. Un desconocido me dio un pequeño librito impreso, algo así como un cuaderno de feria, y allí estaba descrita con exactitud toda mi historia y todo lo que me importa. Di, ¿no es asombroso?

–¿Y cómo se llama el librito? –preguntó indiferente.

–Se llama Tractat del lobo estepario.

–¡Oh, lobo estepario, es magnífico! ¿Y el lobo estepario eres tú? ¿Eso eres tú?

–Sí, soy yo. Yo soy un ente, que es medio hombre y medio lobo, o que al menos se lo figura así.

Ella no respondió. Me miró a los ojos con atención investigadora, miró mis manos, y por un momento volvió a su mirada y a su rostro la profunda seriedad y el velo sombrío de antes. Creí adivinar sus pensamientos, a saber, si yo sería bastante lobo para poder ejecutar su «última orden».

–Eso es naturalmente una figuración tuya –dijo ella, volviendo a la jovialidad–; o si quieres, una fantasía. Algo hay, sin embargo, indudablemente. Hoy no eres lobo, pero el otro día, cuando entraste en el salón, como caído de la luna, entonces no dejabas de ser un pedazo de bestia, precisamente esto me gustó.

Se interrumpió por algo que se le había ocurrido de pronto, y dijo con amargura:

–Suena esto tan mal, una palabra de esta clase como bestia o bruto. No se debería hablar así de los animales. Es verdad que a veces son terribles, pero desde luego son mucho más justos que los hombres.

–¿Qué es eso de «justo»? ¿Qué quieres decir con eso?

–Bueno, observa un animal cualquiera: un gato, un pájaro, o uno de los hermosos ejemplares en el Parque Zoológico: un puma o una jirafa. Verás que todos son justos, que ni siquiera un solo animal está violento o no sabe lo que ha de hacer y cómo ha de conducirse. No quieren adularte, no pretenden imponérsete. No hay comedia. Son como son, como la piedra y las flores o como las estrellas en el cielo. ¿Me comprendes?

Comprendía.

–Por lo general, los animales son tristes –continuó–. Y cuando un hombre está muy triste, no porque tenga dolor de muelas o haya perdido dinero, sino porque alguna vez por un momento se da cuenta de cómo es todo, cómo es la vida entera y está justamente triste, entonces se parece siempre un poco a un animal; entonces tiene un aspecto de tristeza, pero es más justo y más hermoso que nunca. Así es, y ese aspecto tenias, lobo estepario, cuando te vi por primera vez.

Hermann Hesse. El lobo estepario

Pensamiento del día

Lo que ayer era un gran escándalo mañana puede ser de lo más normal; lo importante es valorar siempre en el presente.

Si no eres una persona guapa y con mucho dinero no te debes preocupar porque así sabrás que quien esté contigo lo hará porque realmente le gustas.

La fuerza de voluntad no es más que la manera manejar correctamente la ansiedad que provoca en nosotros las dificultades para alcanzar nuestros objetivos.